Tiempo litúrgico: XXIV Semana del Tiempo Ordinario
Celebración: Santos Andrés Kim Taegon, Presbítero, Pablo Chong Hasang, y Compañeros, Mártires.
Tipo de misa: Memoria Obligatoria
Ornamentos: Rojo
Limitaciones: Se permiten las Misas rituales, votivas y por diversas necesidades; exequiales, de aniversario de muerte, en noticia de la muerte o sepultura, y la cotidiana de difuntos.
Jornadas y colectas: No
Calendarios: Córdoba y Dominicos: Beato Francisco de Posadas, presbítero (ML). OFM Cap.: San Francisco-María de Camporroso, religioso (ML). Zamora: Aniversario de la muerte de Mons. Gregorio Martínez Sacristán, obispo (2019).
En el nombre del Padre, ✠ y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan.
R/. Amén
El Señor esté con vosotros.
O bien:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
ANTÍFONA DE ENTRADA
La sangre de los mártires se derramó en la tierra por Cristo, por eso han alcanzado los premios eternos.
ACTO PENITENCIAL
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Llevando la mano al pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
KYRIE
Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.
Cristo ten piedad.
R/. Cristo ten piedad.
Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.
O bien:
Tú que has enviado a sanar los corazones afligidos: Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.
Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo ten piedad.
R/. Cristo ten piedad.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.
ORACIÓN COLECTA
Oh, Dios, que te has dignado multiplicar los hijos de adopción en todo el orbe de la tierra, e hiciste que la sangre de los santos mártires Andrés y compañeros fuera semilla fecunda de cristianos, concédenos que, fortalecidos por su ayuda, avancemos continuamente siguiendo su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo.
R/. Amén.
Sentados.
PRIMERA LECTURA Prov 21, 1-6. 10-13
Lectura del libro de los Proverbios.
El corazón del rey es una acequia
que el Señor canaliza adonde quiere.
El hombre juzga recto su camino,
pero el Señor pesa los corazones.
Practicar el derecho y la justicia
el Señor lo prefiere a los sacrificios.
Ojos altivos, corazón ambicioso;
faro de los malvados es el pecado.
Los planes del diligente traen ganancia;
los del hombre atolondrado, indigencia.
Tesoros ganados con boca embustera,
humo que se disipa y trampa mortal.
El malvado se afana en el mal,
nunca se apiada del prójimo.
Castigas al cínico y aprende el inexperto,
pero el sabio aprende oyendo la lección.
El honrado observa la casa del malvado
y ve cómo se hunde en la desgracia.
Quien cierra los oídos al clamor del pobre
no será escuchado cuando grite.
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Sal 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44 (R.: 35a)
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la ley del Señor. Instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas.
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos. Enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón.
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo.
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Cumpliré sin cesar tu ley, por siempre jamás.
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
ALELUYA Lc 11, 28
En pie.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
SANTO EVANGELIO Lc 8, 19-21
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que anuncie dignamente tu Evangelio.
El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Lectura del ✠ Santo
R/. Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte». Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor.
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Que las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
PROPUESTA PARA ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos, hermanos, por todo el pueblo santo de Dios.
- Para que introduzca en la plenitud de su santa Iglesia a los no cristianos y a los no creyentes. Roguemos al Señor.
- Para que inspire a los gobernantes pensamientos de servicio y entrega al bien común. Roguemos al Señor.
- Para que libre al mundo del hambre, del paro y de la guerra. Roguemos al Señor.
- Para que conceda a nuestra ciudad (nuestro pueblo) la paz, la justicia, la libertad y el bienestar. Roguemos al Señor.
- Para que acoja siempre nuestra oración. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que sabes que la vida del hombre está sujeta a tanta necesidad:escucha las preces de los que te suplican y cumple los anhelos de los que ponen en ti toda su esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Sentados.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros pan de vida.
R/. Bendito seas, por siempre, Señor.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros bebida de salvación.
R/. Bendito seas, por siempre, Señor.
A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
En pie.
R/. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios todopoderoso, mira con bondad la ofrenda de tu pueblo y, por la intercesión de los santos mártires, transfórmanos en sacrificio agradable a ti, para la salvación de todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
(Si se va a decir la PE IV, avanzar hasta la misma)
El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
El sacerdote con las manos extendidas dice:
Padre misericordioso te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos ✠ dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa [N.], con nuestro Obispo [N.], y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
Acuérdate Señor, de tus hijos [N.] y [N.]
Puede decir los nombres de aquellos por quienes tiene intención de orar u ofrecer la Santa Misa.
y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de
Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,]
y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Inclinado, con las manos juntas, prosigue:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Conmemoración de los difuntos:
Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N.] y [N.], que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiarnos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,
[Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,]
y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu, Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa [N.], con nuestro Obispo [N.], y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Santo eres, en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de tu Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa [N.], a nuestro Obispo [N.], al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Te alabamos, Padre santo, porque eres grande y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado.
Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca. Reiteraste, además, tu alianza a los hombres; por los profetas los fuiste llevando con la esperanza de salvación.
Y tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo. El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo, nació de María, la Virgen, y así compartió en todo, nuestra condición humana menos en el pecado; anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo. Para cumplir tus designios, él mismo se entregó a la muerte, y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida. Y porque no vivamos ya para nosotros mismos, sino para él, que por nosotros murió y resucitó, envió, Padre, al Espíritu Santo como primicia para los creyentes, a fin de santificar todas las cosas, llevando a la plenitud su obra en el mundo.
Por eso, Padre, te rogamos que este mismo Espíritu santifique que estas ofrendas, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, nuestro Señor, y así celebremos el gran misterio que nos dejó como alianza eterna. Porque él mismo, llegada la hora en que había de ser glorificado por ti, Padre santo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Y, mientras cenaba con sus discípulos, tomó pan, te bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, tomó el cáliz lleno del fruto de la vid, te dio gracias y se lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Por eso, Padre, al celebrar ahora el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte del Cristo y su descenso al lugar de los muertos, proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo.
Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado a tu Iglesia, y concede a cuantos compartimos este pan y este cáliz, que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos en Cristo víctima viva para alabanza de tu gloria.
Y ahora, Señor, acuérdate de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio: de tu servidor el Papa [N.], de nuestro Obispo [N.], del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos, de los oferentes y de los aquí reunidos, de todo tu pueblo santo y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
Acuérdate también de los que murieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe tú sólo conociste. Padre de bondad, que todos tus hijos nos reunamos en la heredad de tu reino, con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo san José, con los apóstoles y los santos; y allí, junto con toda la creación libre ya del pecado y de la muerte, te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
En pie.
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
'La paz os dejo, mi paz os doy', no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
La paz del Señor esté siempre con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Luego, si se estima oportuno, el diácono o el sacerdote añaden: Daos fraternalmente la paz.
El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
O bien:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permita que me separe de ti.
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R/. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Mt 10, 32
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos, dice el Señor.
Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna.
Oremos.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el Pan de los fuertes, en la celebración de los santos mártires, te pedimos humildemente, Señor, que, unidos con fidelidad a Cristo, trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
En pie.
El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, ✠ Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Podéis ir en paz. Aleluya, Aleluya.
R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, Aleluya.
Elogios del 21 de septiembre
Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que, al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, con lo que, de este modo, se da plenitud al Antiguo Testamento
2. Conmemoración de san Jonás, profeta, hijo de Amitay (2Re 14, 25), cuyo nombre lleva un libro del Antiguo Testamento, y su conocida expulsión del vientre del cetáceo es presentada en el propio Evangelio como signo de la Resurrección del Señor (Mt 12, 40).
3. En Grecia, conmemoración de san Cuadrado, discípulo de los apóstoles, que, según tradición, en la persecución bajo el emperador Adriano, congregó con su fidelidad y laboriosidad a la Iglesia dispersa por el terror, escribiendo un libro —que dio al mismo emperador— en defensa de la religión cristiana, digno de la doctrina apostólica (s. II).
4. En Roma, en la vía Salaria Antigua, san Pámfilo, mártir (s. inc.).
5. En Baccano, en la vía Claudia, a veinte miliarios de la ciudad de Roma, san Alejandro, mártir (s. inc.).
6. En Gaza, de Palestina, santos Eusebio, Nestabi y Zenón, mártires y hermanos, que en tiempo del emperador Juliano el Apóstata fueron despedazados y muertos por el populacho gentil. Con ellos sufrió el martirio san Néstor, a consecuencia de las heridas recibidas (362).
7*. En Apta Julia (hoy Apt), ciudad de la Provenza, san Cástor, obispo, quien, deseando dar a conocer a los hermanos de un nuevo monasterio la vida de los monjes, pidió a san Juan Casiano que redactase las célebres Colaciones sobre los ascetas de Egipto (c. 420).
8*. En el monasterio de Lan-Carvan, en Cambria meridional, san Cadoc, abad, bajo cuya autoría también fueron fundados muchos monasterios en la región de Cornwall (Cornualles), en Inglaterra, y en Bretaña Menor (s. VI).
9*. En el monasterio de Ettenheim, en la región de Baden, de Germania, san Landelino, monje, oriundo de Hibernia (hoy Irlanda) (s. VII).
10*. En Tronchiennes, en Flandes, de Austrasia (hoy Bélgica), san Gerulfo, mártir, adolescente (c. 750).
11*. En Troyes, a orillas del Sena, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), santa Maura, virgen, dedicada a obras de piedad y caridad (c. 850).
12*. En Pesaro, del Piceno, en Italia, beato Marcos de Mútina Scalabrini, presbítero de la Orden de Predicadores, que atrajo a muchos errantes al camino de la santidad (1498).
13. En la ciudadela Quáng-Tri, en Annam (hoy Vietnam), pasión de los santos Francisco Jaccard, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, y Tomás Tramm Van Thiên, mártires, que sufrieron cárcel y azotes por Cristo, finalmente muriendo ahorcados en tiempo del emperador Minh Mang (1838).
14. En Sai-Nam-Hte, en Corea, pasión de los santos mártires Lorenzo Imbert, obispo, Pedro Maubant y Jacobo Chastan, presbíteros de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, los cuales, por salvar la vida de sus cristianos, se ofrecieron a los soldados de guardia hasta ser asesinados a espada (1839).
15*. En Benisoda, en la provincia de Valencia, en España, beatos mártires Vicente Galvis Gironés, padre de familia, y Manuel Torró García, que, configurados a la pasión de Cristo, a quien adoraron, le imitaron con el triunfo del martirio (1936).