Tiempo litúrgico: III Semana del Tiempo Ordinario
Celebración: Santos Timoteo y Tito, Obispos
Tipo de misa: Memoria Obligatoria
Ornamentos: Blanco
Limitaciones: Se permiten Misas rituales, exequiales, tras el anuncio de muerte, en la sepultura, y en el primer aniversario de muerte
Jornadas y colectas: No
Calendarios: Jerónimos: Santa Paula (S). O. Cist. y OCSO: San Roberto, san Alberico y san Esteban, abades de Citeaux (S). Benedictinos: (ML). HH. de las Escuelas Cristianas: Traslación de las reliquias de san Juan Bautista de La Salle (ML).
En el nombre del Padre, ✠ y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan.
R/. AménEl Señor esté con vosotros.
O bien:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
R/. Y con tu espíritu.ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 95, 3-4
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; porque es grande el Señor y muy digno de alabanza.
ACTO PENITENCIAL
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Llevando la mano al pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
KYRIE
Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.Cristo ten piedad.
R/. Cristo ten piedad.Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.O bien:
Tú que has enviado a sanar los corazones afligidos: Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo ten piedad.
R/. Cristo ten piedad.Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor ten piedad.
R/. Señor ten piedad.ORACIÓN COLECTA
Oh, Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito, concédenos, por su intercesión, que, viviendo en este mundo con piedad y justicia, merezcamos llegar a la patria celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.
R/. Amén.
Sentados.
PRIMERA LECTURA 2 Tim 1, 1-8
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día.
Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú.
Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio.
No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mi, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.SALMO RESPONSORIAL Sal 95, 1-2a. 2b-3, 7-8a. 10 (R.: 3)
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre.
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor.
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente».
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.ALELUYA Lc 4, 18
En pie.
R/. Aleluya, Aleluya.El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad.
R/. Aleluya, Aleluya.SANTO EVANGELIO Mc 4, 21-25
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que anuncie dignamente tu Evangelio.
El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.Lectura del ✠ Santo
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío: - «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no haya nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga». Les dijo también: - «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Palabra del Señor.
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.Que las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
PROPUESTA PARA ORACIÓN DE LOS FIELES
Reunidos, hermanos, para recordar los beneficios de nuestro Dios, pidámosle que inspire nuestras plegarias para que merezcan ser atendidas.
- Por el papa N. por nuestro obispo N. por todo el clero y el pueblo a ellos encomendado. Roguemos al Señor.
- Por todos los gobernantes y sus ministros, encargados de velar por bien común. Roguemos al Señor.
- Por los navegantes, por los que están de viaje, por los cautivos y por los encarcelados. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, reunidos en este santo templo en la fe, devoción, amor y temor de Dios. Roguemos al Señor.
Que te sean gratos, Señor, los deseos de tu Iglesia suplicante, para que tu misericordia nos conceda lo que no podemos esperar por nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Sentados.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros pan de vida.
R/. Bendito seas, por siempre, Señor.El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros bebida de salvación.
R/. Bendito seas, por siempre, Señor.A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
En pie.
R/. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones de tu pueblo ofrecidos en la festividad de tus santos Timoteo y Tito y concédenos agradarte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
(Si se va a decir la PE IV, avanzar hasta la misma)
El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.Levantemos el corazón
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
El sacerdote con las manos extendidas dice:
Padre misericordioso te pedimos humildemente por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos ✠ dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa [N.], con nuestro Obispo [N.], y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
Acuérdate Señor, de tus hijos [N.] y [N.]
Puede decir los nombres de aquellos por quienes tiene intención de orar u ofrecer la Santa Misa.
y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de
Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,]
y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Inclinado, con las manos juntas, prosigue:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Conmemoración de los difuntos:
Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N.] y [N.], que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.
Por Cristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiarnos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,
[Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,]
y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu, Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa [N.], con nuestro Obispo [N.], y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Santo eres, en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de tu Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa [N.], a nuestro Obispo [N.], al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote extiende las manos sobre la ofrenda.
Te alabamos, Padre santo, porque eres grande y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado.
Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca. Reiteraste, además, tu alianza a los hombres; por los profetas los fuiste llevando con la esperanza de salvación.
Y tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo. El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo, nació de María, la Virgen, y así compartió en todo, nuestra condición humana menos en el pecado; anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo. Para cumplir tus designios, él mismo se entregó a la muerte, y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida. Y porque no vivamos ya para nosotros mismos, sino para él, que por nosotros murió y resucitó, envió, Padre, al Espíritu Santo como primicia para los creyentes, a fin de santificar todas las cosas, llevando a la plenitud su obra en el mundo.
Por eso, Padre, te rogamos que este mismo Espíritu santifique que estas ofrendas, de manera que se conviertan para nosotros en Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, nuestro Señor, y así celebremos el gran misterio que nos dejó como alianza eterna. Porque él mismo, llegada la hora en que había de ser glorificado por ti, Padre santo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Y, mientras cenaba con sus discípulos, tomó pan, te bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, tomó el cáliz lleno del fruto de la vid, te dio gracias y se lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
V/. Éste es el Sacramento de nuestra fe.
De pie.
R/. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Por eso, Padre, al celebrar ahora el memorial de nuestra redención, recordamos la muerte del Cristo y su descenso al lugar de los muertos, proclamamos su resurrección y ascensión a tu derecha; y mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo.
Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado a tu Iglesia, y concede a cuantos compartimos este pan y este cáliz, que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo, seamos en Cristo víctima viva para alabanza de tu gloria.
Y ahora, Señor, acuérdate de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio: de tu servidor el Papa [N.], de nuestro Obispo [N.], del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos, de los oferentes y de los aquí reunidos, de todo tu pueblo santo y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
Acuérdate también de los que murieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe tú sólo conociste. Padre de bondad, que todos tus hijos nos reunamos en la heredad de tu reino, con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo san José, con los apóstoles y los santos; y allí, junto con toda la creación libre ya del pecado y de la muerte, te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
V/. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
En pie.
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
'La paz os dejo, mi paz os doy', no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.La paz del Señor esté siempre con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.Luego, si se estima oportuno, el diácono o el sacerdote añaden: Daos fraternalmente la paz.
El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
O bien:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permita que me separe de ti.
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R/. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Mc 16, 15; Mt 28, 20
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio; yo estoy con vosotros todos los días, dice el Señor.
Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna.
Oremos.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, Dios nuestro, que los sacramentos que hemos recibido alimenten en nosotros aquella fe que nos enseñó la predicación apostólica y conservaron celosamente los santos Timoteo y Tito. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
En pie.
El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.La bendición de Dios todopoderoso, Padre, ✠ Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.Elogios del día 27 de enero
Santa Ángela Merici, virgen, que vistió primero el hábito de la Tercera Orden de San Francisco y reunió a varias jóvenes para instruirlas en obras de caridad. Más tarde, instituyó una orden de mujeres, llamada de Santa Úrsula, con la finalidad de vivir una vida de perfección en el mundo y enseñar los caminos del Señor a las adolescentes. Murió en la ciudad de Brescia, en la Lombardía (hoy Italia) (1540).
2. En la ciudad de Sora, en el Lacio (hoy Italia), conmemoración de san Julián, mártir, quien, según la tradición, padeció en tiempo del emperador Antonino (c. s. II).
3. En Cenomanum (hoy Le Mans), en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Julián, que es considerado como el primer obispo de esta ciudad (s. III).
4*. En Mariana, en la isla de Córcega (hoy Francia), conmemoración de santa Devota, virgen y mártir (c. 300).
5. En el monasterio de Bodón, en la región de Sisteron, en la Galia (hoy Francia), san Mario o Marino, abad (c. 550).
6. En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Vitaliano, papa, que se preocupó por la salvación de los anglos (672).
7*. En Tonnerre, ciudad de Borgoña (hoy Francia), tránsito de san Teodorico, obispo de Orleans, que falleció cuando viajaba peregrinando a Roma, a las tumbas de los apóstoles (1022).
8*. Cerca de la ciudad de Chartres, en Francia, tránsito de san Gilduino, diácono de la iglesia de Dol, en la Bretaña Menor, el cual, designado obispo siendo aún muy joven y considerándose indigno, renunció a este honor en presencia del papa san Gregorio VII y al regreso de Roma cayó enfermo al llegar a esta región, terminando así su peregrinación terrestre (1077).
9*. En la ciudad de Thérouanne, también en Francia, beato Juan, obispo, que, siendo canónigo regular, asumió la sede morinense, la cual gobernó por más de treinta años, resistiendo a los simoníacos y fundando ocho monasterios de canónigos y de monjes (1130).
10*. En Riva San Vitale, cerca de Como, en la Lombardía (hoy Italia), beato Manfredo Settala, presbítero y eremita (1217).
11*. En la región de Anjou, en Francia, beata Rosalía du Verdier de la Solinière, virgen del monasterio del Calvario de la misma comarca y mártir, la cual, durante la Revolución Francesa, por causa del odio a la religión cristiana, fue degollada (1794).
12. Cerca de Mengo, en Uganda, pasión de san Juan María, apellidado “Muzeo” o “Anciano” por razón de su madurez espiritual, que fue servidor del rey y, hecho cristiano, en el momento de la persecución no quiso huir sino que confesó espontáneamente su fe ante el primer ministro del rey Mwenga, por lo cual fue decapitado, siendo la última víctima de aquella persecución (1887).
13. En la villa de Gilet, en la provincia de Valencia, en España, san Enrique de Ossó y Cervelló, presbítero, que fundó la Sociedad de Santa Teresa, para la formación de las jóvenes, y más adelante, obligado a dejar dicha institución, pasó el resto de sus años en el convento de los Hermanos Menores (1896).
14*. En la ciudad de Kaunas, en Lituania, beato Jorge Matulaitis, obispo de Vilna y después Visitador Apostólico en Lituania, fundador de la Congregación de Clérigos Marianos y la Congregación de Hermanas bajo el título de la Santísima Virgen María Inmaculada (1927).