Arranca el segundo Año Jubilar Mariano de la Virgen del Rocío, que ha concedido el Papa Francisco con motivo del Centenario de la Coronación y la Venida de la Virgen a Almonte. Se hace su apertura el día 8 de junio para celebrar el centenario de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío.
Este sábado 8 de junio se cumplen 100 años del histórico momento en el que el cardenal de Sevilla Enrique Almaraz y Santos cumplió con la bula pontificia de coronar canónicamente a la Virgen del Rocío en una solemne ceremonia que se desarrolló al aire libre en el real de la aldea almonteña.
«Este nuevo Año Jubilar es un regalo muy importante que hace la Iglesia y, en concreto, desde las más altas instancias de Roma, a la gran familia rociera; por considerar a la Romería del Rocío como una gran manifestación de piedad popular y de manifestación mariana. Es muy importante para todos nosotros, y también tiene el precedente de la visita del ya santo papa Juan Pablo II al Rocío», asegura Reales, que recuerda que desde este sábado «todos los peregrinos [que debidamente cumplan con las indicaciones] podrán alcanzar el Jubileo» del Centenario de la Coronación Canónica. Este tiempo de gracia se prolongará «hasta una semana después de la romería de 2020» y se trasladará con la Virgen a Almonte durante los nueve meses que esté en la parroquia del pueblo.
En este sentido, el máximo responsable de la Hermandad Matriz de Almonte ha destacado los frutos espirituales que dejará este Año Mariano Jubilar así como todo lo vivido en estos meses de preparativos del Centenario de la Coronación. «El aniversario se está viviendo con muchísima ilusión, como hace 100 años. Hemos querido mantener lo que significa la propia corona: el amor del pueblo a su Madre en esta advocación de la Virgen del Rocío. Así la nueva corona que han regalado las hermandades se ha hecho con el amor y la devoción de tantas y tantas personas anónimas. Como en 1919, partiendo de lo más simple, como el oro de unas alianzas de casados, unos pendientes de la abuela... Esa es la grandeza y lo que realmente hay de autenticidad en esta devoción de ahora y de hace 100 años». A lo que Reales ha continuado en este paralelismo entre el pasado y el presente más inmediato de una devoción viva y en continuo crecimiento: «Hemos querido traer no sólo el recuerdo de un acontecimiento histórico, sino lo que verdaderamente hemos querido transmitir a este Rocío del siglo XXI son aquellos sentimientos de hace 100 años: que la corona refleje la expresión del amor del pueblo por la Virgen. Y que al coronarla, lo hagamos como Reina y Señora de nuestras vidas, para que la Virgen reine en nuestras vidas y en nuestros corazones, como camino, modelo y espejo a seguir».