1. Tú no estabas allí insultándole, burlándote y blasfemando contra Él. Pero cada pecado de cada hombre es un acto contra Él, una ofensa del mismo tipo. Por lo tanto, el coro de ofensas continúa, y tú participas en él.
2. Cristo, para obtenerte el perdón, ofrece a Dios Padre todos sus sufrimientos, su vida y su muerte, por ti. Y esa entrega de Cristo a Dios también continúa: la renueva en cada Misa.
3. Por eso es verdad que en cada Misa, en esta Misa a la que ahora asistes, Cristo muere por ti. Todo lo sufrió por ti: desagráviale y haz el propósito firme de no participar ya más en estas ofensas a Él.
Oraciones para antes de comulgar
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por la voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, por medio de tu muerte diste la Vida al mundo: concédeme que la recepción de tu Cuerpo y Sangre, me purifique de mis pecados y me proteja contra todos los peligros. Dame la gracia de vivir cumpliendo tus mandamientos y que nunca me separe de ti.
Señor Jesucristo, la comunión que haré con tu Cuerpo y con tu Sangre, no sea para mí un motivo de juicio ni condenación; concédeme bondadoso, que sirva para defensa de mi alma y de mi cuerpo y sea para mí medio de salvación.