V/. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, ✠ y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Amén
Oración preparatoria
¡Oh Dios!, que en este tan admirable Sacramento nosdejaste un memorial de tu Pasión: dadnos, Señor, lagracia de venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre tan devotamente, que merezcamos experimentar en nosotros perpetuamente el fruto de tu Redención. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Así sea.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
Salió como de costumbre, fue al Huerto de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegando al lugar les dijo: “Vigilad y orad para no caer en tentación” Se apartó de ellos y puesto de rodillas oraba diciendo: “Padre si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”. Entonces se le apareció un ángel que lo confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos, vencidos por la tristeza y les dijo: “Levantaos vamos, ved que está cerca el que me va a entregar”. (Lc, 22,41-46)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: “He hablado públicamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, adonde concurren todos los judíos, y a escondidas no he hablado nada. ¿Porqué me interrogas a mí? Interroga a los que han oído lo que les he hablado” . Apenas dijo esto uno de los guardias que ahí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Así respondes al Sumo Sacerdote?” Respondióle Jesús: “Si hablé mal, da testimonio de lo malo, mas si bien, ¿por qué me hieres?” (Jn. 18, 12-14 y 19-24)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: “Te conjuro por el nombre de Dios vivo que nos digas si tu eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito”. Le dijo Jesús: “Tú lo dijiste, empero, yo os digo que a partir de ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder de Dios y venir sobre las nubes del cielo.” Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y dijo: “¡Blasfemó! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece?”. Ellos todos dieron sentencia contra él, diciendo: “Reo es de muerte” (Mc. 14,53 y 55-64)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
Llevan pues a Jesús al pretorio. Pilato llamó a Jesús y le interrogó: “Tú eres el rey de los Judíos?”. Respondió Jesús: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis ministros lucharían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero ahora mi Reino no es de aquí.” Entonces Pilato le dijo: “¿Luego tú eres rey?” Respondió Jesús: “Tú dices que yo soy Rey. Yo para esto nací; y para esto vine al mundo: para dar testimonio a favor de la verdad. Todo el que es de la verdad, oye mi voz.” (Jn. 18, 33-38)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
Cuando Herodes vio a Jesús se regocijó en extremo, porque desde hacía mucho tiempo estaba deseoso de verle, pues había oído decir muchas cosas de Él, y esperaba verle hacer algún prodigio. Y le hacía numerosas preguntas. Mas Él no respondió nada. Menosprecióle Herodes juntamente con sus cuerpos de guardia y haciendo burla de Él, le vistió un ropaje blanco, y le remitió a Pilato. (Lc 23, 8-1)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
Pilato dijo a los sumos sacerdotes: “¿Qué haré pues de Jesús, el rey de los judíos?” Y todos a una voz respondieron: “¡Crucifícale, crucifícale!”. “¿Pero qué mal ha hecho éste? Ningún delito capital hallo en él”, preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: “Crucifícale”. Entonces Pilato, viendo que nada aprovechaba, sino que más bien se promovía un alboroto, tomando agua se lavó las manos en presencia del pueblo diciendo: “Inocente soy yo de la sangre de este justo. Vosotros lo veréis.” Y todo el pueblo respondió “¡Sea su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás...” (Mt. 27, 22-26 y Jn. 19,16)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
V/. Alabanzas y gracias sean dadas en todo momento al Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar.
R/. Sea por siempre Bendito y Alabado Jesús Sacramentado.
Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y trenzando con espinas una corona se la colocaron sobre su cabeza y pusieron una caña en su mano derecha, y doblando la rodilla delante de Él le hacían burla diciendo “¡Salve, rey de los judíos!”. Y le daban bofetadas y le escupían; y tomándole la caña, le golpeaban con ella en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. (Mt. 27, 27-31)
V/. A Jesús sea dada toda bendición y el honor.
R/. Por los siglos de los siglos. Amén.
En cada monumento
(x6) Padre Nuestro, (x6) Avemaría y (x6) Gloria.
Oración final
Señor Jesús, que te inmolas por amor, danos tu santa bendición antes de salir del lugar de tu Presencia. Que el recuerdo de estas visitas se mantenga en nuestras memorias y corazones, y nos sostengan en el camino de la vida. Asiste con tu amorosa protección al Papa, a nuestro Obispo, a los sacerdotes, religiosas y religiosos, a los catequistas y todos aquellos que trabajan por la evangelización, el bien y la paz. Que el recuerdo de tu Santa Pasión imprima en nuestros corazones vivos deseos de corresponder a tu amor con una vida conformada a la tuya; que sintamos tu amorosa compañía en todo momento, y que nos mantenga abiertos a la acción del Espíritu Santo, que transforma nuestra vida, a ejemplo tuyo, en pan partido para la vida del mundo. A ti confiamos esta súplica, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Después de la Misa vespertina del Jueves Santo, (el primer día del Triduo Pascual) la Iglesia tiene como costumbre piadosa hacer un monumento para resaltar la Eucaristía y exponerla de una manera solemne para la adoración de los fieles.
Su finalidad es agradecer a Jesucristo el don de la Eucaristía y del Sacerdocio que instituyó aquella noche santa y acompañarle en la soledad y sufrimientos en el Huerto de Getsemaní, así como en las afrentas recibidas en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato y no digamos en el Calvario, y en el silencio del sepulcro.
Visitar siete monumentos durante la noche del Jueves Santo y la mañana del viernes, donde se reserva al Señor Sacramentado, le damos gracias por su Sagrada Pasión, de la que fuimos causa y con la que nos redimió, le ofrecemos disculpas por el abandono en que con frecuencia le dejamos en el Sagrario y quizás nuestra poca frecuencia a la Santa Misa y Comunión.