BENDICIÓN DE ORNAMENTOS
A. RITO DE LA BENDICIÓN DENTRO DE LA MISA
A fin de promover la índole didáctica de la celebración y de acomodar los ritos a la capacidad de los fieles, puede preverse, si se juzga oportuno, el uso de los objetos bendecidos, en la misma celebración de la Misa. Así, las vestiduras que ha de usar el sacerdote en la celebración de la Misa, y los-manteles que han de cubrir el altar pueden bendecirse antes de los ritos iniciales, en presencia del pueblo.
De no hacerlo así, después de la lectura de la palabra de Dios se hace la homilía. En ella el sacerdote explica las lecturas bíblicas y el significado de la celebración.
Terminada la oración universal, los ministros o unos representantes de la comunidad que ofrece los objetos que se van a bendecir los llevan ante el celebrante.
El celebrante dispone a los presentes para la bendición, con estas palabras u otras semejantes:
Queridos hermanos: Los objetos que ahora han sido traídos aquí reciben una bendición especial, para significar con ello que se destinan de modo exclusivo al culto divino. Pidamos al Señor que nos bendiga también a nosotros, y así, él, que es Santo, nos haga también a nosotros santos y dignos de celebrar los sagrados misterios con piedad y devoción.
ORACIóN DE BENDICIóN
Luego el celebrante dice:
Oremos.
Y todos oran durante algún tiempo en silencio. Después el celebrante, con las manos extendidas, prosigue:
Bendito seas, oh Dios,
que por tu Hijo, Mediador del nuevo Testamento, aceptas complacido nuestra alabanza y nos otorgas copiosamente tus dones; te pedimos que nos concedas que estos objetos, dedicados a la celebración del culto divino, y que son signo de nuestra piedad, ayuden a aumentar nuestra devoción.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
O bien, para las vestiduras litúrgicas:
Bendito seas, oh Dios, que estableciste a tu Hijo único
sumo y eterno sacerdote del nuevo Testamento, y escogiste a unos hombres
para que fueran administradores de tus misterios; te pedimos que hagas que tus ministros usen con reverencia y dignifiquen con su conducta estas vestiduras, destinadas a las celebraciones sagradas y santificadas por tu bendición.
Por Jesucristo, nuestro, Señor.
R. Amén.
B. RITO BREVE
Reunidos los fieles, el celebrante empieza, diciendo:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden:
Que hizo el cielo y la tierra.
O bien:
El Señor esté con vosotros.
Todos responden:
Y con tu espíritu.
El celebrante, según las circunstancias, dispone a los presentes para la celebración de la bendición.
Uno de los presentes, o el mismo celebrante, lee algún texto de la sagrada Escritura:
Rm 12, 1: Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable.
Ga 3, 26-27: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo.
Hch 2, 42: Los discípulos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Jn 4, 23: Se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así.
Luego el celebrante dice:
Oremos.
Y todos oran durante algún tiempo en silencio. Después el celebrante, con las manos extendidas, prosigue:
Bendito seas, oh Dios,
que por tu Hijo, Mediador del nuevo Testamento, aceptas complacido nuestra alabanza y nos otorgas copiosamente tus dones; te pedimos que nos concedas que estos objetos
(o bien, por ejemplo, esta píxide / esta custodia / estos lienzos / estos manteles),
dedicados (dedicado) a la celebración del culto divino, y que son (es) signo de nuestra piedad, ayuden (ayude) a aumentar nuestra devoción.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
O bien, para las vestiduras litúrgicas:
Bendito seas, oh Dios, que estableciste a tu Hijo único
sumo y eterno sacerdote del nuevo Testamento, y escogiste a unos hombres
para que fueran administradores de tus misterios; te pedimos que hagas que tus ministros usen con reverencia y dignifiquen con su conducta estas vestiduras, destinadas a las celebraciones sagradas y santificadas por tu bendición.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.