1Toda sabiduría viene del Señor y está con él por siempre.2La arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días del mundo, ¿quién los contará?3La altura de los cielos, la anchura de la tierra y la profundidad del abismo, ¿quién las escrutará?4Antes que todo fue creada la sabiduría, y la inteligencia prudente desde la eternidad.5La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas y sus canales son mandamientos eternos.6La raíz de la sabiduría, ¿a quién fue revelada? y sus recursos, ¿quién los conoció?7La ciencia de la sabiduría, ¿a quién fue revelada? y su mucha experiencia, ¿quién la conoció?8Uno solo es sabio, temible en extremo: el que está sentado en su trono.9El Señor mismo creó la sabiduría, la vio, la midió y la derramó sobre todas sus obras.10Se la concedió a todos los vivientes y se la regaló a quienes lo aman. El amor del Señor es sabiduría digna de honor; a los que se revela, se la distribuye para que lo vean.11El temor del Señor es gloria y honor, alegría y corona de júbilo.12El temor del Señor deleita el corazón, da alegría, gozo y larga vida. El temor del Señor es un don del Señor, pues se asienta sobre los caminos del amor.13El que teme al Señor tendrá un buen final y el día de su muerte será bendecido.14El comienzo de la sabiduría es temer al Señor; fue creada con los fieles en el seno materno.15Entre los humanos estableció su asiento eterno, y con su descendencia se mantendrá fiel.16Plenitud de la sabiduría es temer al Señor; embriaga a sus fieles con sus frutos.17Les llena de tesoros toda la casa y de sus productos los graneros.18Corona de la sabiduría es el temor del Señor; ella hace florecer la paz y la buena salud. Ambas son dones del Señor para la paz, extienden la gloria a los que lo aman.19Dios vio y midió la sabiduría, hizo llover ciencia e inteligencia y exaltó la gloria de los que la poseen.20Raíz de la sabiduría es temer al Señor, sus ramas son larga vida.21El temor del Señor aleja los pecados, el que persevera aleja la cólera.22El injusto apasionado no puede justificarse, porque la furia de su pasión le hará caer.23El hombre paciente aguanta hasta el momento oportuno, y al final su paga es la alegría.24Hasta el momento oportuno retiene sus palabras, por eso muchos alaban su prudencia.25Entre los tesoros de la sabiduría hay proverbios muy atinados, pero adorar al Señor repugna al pecador.26Si deseas la sabiduría, guarda los mandamientos, y el Señor te la concederá.27Porque el temor del Señor es sabiduría e instrucción, le agradan la fidelidad y la mansedumbre.28No seas reacio al temor del Señor, ni te acerques a él con doblez de corazón.29No seas hipócrita delante de los demás y vigila siempre tus labios.30No te ensalces a ti mismo, si no quieres caer y cubrirte de vergüenza, pues el Señor revelará tus secretos y te humillará en medio de la asamblea, porque no te has acercado al temor del Señor y tienes el corazón lleno de engaño.
Capítulo 2
1Hijo, si te acercas a servir al Señor, prepárate para la prueba.2Endereza tu corazón, mantente firme y no te angusties en tiempo de adversidad.3Pégate a él y no te separes, para que al final seas enaltecido.4Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y sé paciente en la adversidad y en la humillación.5Porque en el fuego se prueba el oro, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación. En las enfermedades y en la pobreza pon tu confianza en él.6Confía en él y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él.7Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia y no os desviéis, no sea que caigáis.8Los que teméis al Señor, confiad en él, y no se retrasará vuestra recompensa.9Los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo eterno y misericordia. Porque un don eterno con alegría es su recompensa.10Fijaos en las generaciones antiguas y ved: ¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?, o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?, o ¿quién lo invocó y fue desatendido?11Porque el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia.12¡Ay del corazón cobarde, de las manos inertes, y del pecador que va por dos caminos!13¡Ay del corazón desfallecido que no tiene fe, porque no será protegido!14¡Ay de vosotros, los que habéis perdido la esperanza! ¿Qué haréis cuando el Señor venga a visitaros?15Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras, los que lo aman siguen sus caminos.16Los que temen al Señor buscan su agrado, los que lo aman cumplen su ley.17Los que temen al Señor tienen el corazón dispuesto, y se humillan delante de él.18Caigamos en manos del Señor y no en manos de los humanos, pues su misericordia es como su grandeza.
Capítulo 3
1Hijos, escuchad a vuestro padre, hacedlo así y viviréis.2Porque el Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.3Quien honra a su padre expía sus pecados,4y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.5Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.6Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.7Quien teme al Señor honrará a su padre y servirá a sus padres como si fueran sus amos.8Honra a tu padre de palabra y obra, para que su bendición llegue hasta ti.9Porque la bendición del padre asegura la casa de sus hijos, y la maldición de la madre arranca los cimientos.10No te gloríes en la deshonra de tu padre, pues su deshonra no es para ti motivo de gloria.11Porque la gloria de un hombre es la honra de su padre, y una madre deshonrada es la vergüenza de los hijos.12Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.13Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.14Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.15En la tribulación el Señor se acordará de ti, como el hielo ante el calor así se diluirán tus pecados.16Quien abandona a su padre es un blasfemo, y un maldito del Señor quien irrita a su madre.17Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres, y te querrán más que al hombre generoso.18Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así alcanzarás el favor del Señor.19Muchos son los altivos e ilustres, pero él revela sus secretos a los mansos.20Porque grande es el poder del Señor y es glorificado por los humildes.21No pretendas lo que te sobrepasa, ni investigues lo que te excede.22Pon atención a lo que se te encomienda, porque no tienes necesidad de cosas secretas.23No te afanes por lo que supera tus capacidades, pues ya te han enseñado cosas que te desbordan.24Pues a muchos desvió su presunción, y las falsas ilusiones extraviaron sus pensamientos.25Si no tienes pupilas, te faltará la luz; si careces de ciencia, no la proclames.26Corazón obstinado mal acaba, y el que ama el peligro en él sucumbe.27Corazón obstinado se acarrea fatigas, y el pecador acumula pecado tras pecado.28La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus raíces.29Un corazón prudente medita los proverbios, un oído atento es el deseo del sabio.30El agua apaga el fuego ardiente, y la limosna perdona los pecados.31Quien responde con favores será recordado más tarde, y cuando llegue la caída encontrará un apoyo.
Capítulo 4
1Hijo, no prives al pobre del sustento, ni seas insensible a los ojos suplicantes.2No hagas sufrir al hambriento, ni exasperes al que vive en su miseria.3No perturbes un corazón exasperado, ni retrases la ayuda al indigente.4No rechaces la súplica del atribulado, ni vuelvas la espalda al pobre.5No apartes los ojos del necesitado, ni le des ocasión de maldecirte.6Porque si te maldice lleno de amargura, su Creador escuchará su imprecación.7Hazte amar por la asamblea, y ante un grande baja la cabeza.8Inclina tu oído hacia el pobre, y respóndele con suaves palabras de paz.9Arranca al oprimido de la mano del opresor, y no seas débil cuando hagas justicia.10Sé como un padre para los huérfanos y como un marido para su madre. Así serás como un hijo del Altísimo, y él te amará más que tu madre.11La sabiduría educa a sus hijos y se cuida de los que la buscan.12El que la ama, ama la vida, y los que madrugan por ella se llenarán de gozo.13El que la adquiere heredará la gloria y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá.14Los que la sirven, sirven al Santo, y a los que la aman, los ama el Señor.15El que la escucha, juzgará a las naciones, y el que a ella se aplica, vivirá seguro.16Si confía en ella, la recibirá en herencia, y sus descendientes la tendrán en posesión.17Porque al principio lo lleva por caminos tortuosos; le infunde miedo y temblor, lo atormenta con su disciplina, hasta que pueda confiar en él, y lo pone a prueba con sus exigencias.18Pero luego vuelve a él por el camino recto, lo colma de alegría y le revela sus secretos.19Si él se desvía, lo abandonará y lo dejará a merced de su propia ruina.20Ten en cuenta las circunstancias y guárdate del mal, pero no te avergüences de ti mismo.21Porque hay una vergüenza que conduce al pecado, y hay una vergüenza que es honor y gracia.22No tengas miramientos en perjuicio propio, ni sientas vergüenza por tu caída.23No dejes de hablar cuando sea necesario, ni escondas tu sabiduría por la belleza.24La sabiduría se revela en la palabra, y la educación en la forma de hablar.25No contradigas a la verdad y avergüénzate de tu ignorancia.26No te avergüences de confesar tus pecados, ni te opongas a la corriente del río.27No te sometas al insensato, ni tengas miramientos con el poderoso.28Hasta la muerte lucha por la verdad, y el Señor combatirá por ti.29No seas arrogante con tu lengua, ni perezoso y negligente en tus obras.30No seas como león con tu familia, ni un cobarde con tus servidores.31No tengas tu mano abierta para recibir y cerrada para dar.
Capítulo 5
1No confíes en tus riquezas, ni digas: «Con esto me basta».2No sigas tu instinto y tu fuerza, secundando las pasiones de tu corazón.3Y no digas: «¿Quién puede dominarme?», porque el Señor ciertamente te castigará.4No digas: «He pecado, y ¿qué me ha pasado?», porque el Señor sabe esperar.5Del perdón no te sientas tan seguro, mientras acumulas pecado tras pecado.6Y no digas: «Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados», porque él tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados.7No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás.8No confíes en riquezas injustas, porque de nada te servirán el día de la desgracia.9No avientes el grano con cualquier viento, ni camines por cualquier sendero; así lo hace el pecador que habla con doblez.10Mantente firme en tus convicciones, y no tengas más que una palabra.11Sé pronto para escuchar y tardo en responder.12Si sabes algo, responde a tu prójimo, pero si no, mano a la boca.13Hablar puede traer gloria y deshonra, y la lengua es la ruina del hombre.14Que no te tachen de murmurador, ni pongas emboscadas con tu lengua, porque sobre el ladrón cae la vergüenza, y una severa condena sobre el que habla con doblez.15En lo grande y en lo pequeño no faltes,
Capítulo 6
1ni de amigo te vuelvas enemigo. Porque la mala reputación trae vergüenza y desprecio; así le sucede al pecador que habla con doblez.2No te dejes llevar por el impulso de tu pasión, no sea que tu ardor te desgarre como un toro,3devore tus hojas, destruya tus frutos, y al final te quedes como un tronco seco.4La pasión desenfrenada arruina a quien la posee y lo convierte en irrisión del enemigo.5Una palabra amable multiplica los amigos, y la lengua afable multiplica los saludos.6Sean muchos los que estén en paz contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil.7Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él.8Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en el día de la desgracia.9Hay amigos que se convierten en enemigo, y te avergüenzan descubriendo tus litigios.10Hay amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia.11Cuando las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus familiares.12Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia.13Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos.14Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro.15Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable.16Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo encontrarán.17El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo.18Hijo, desde tu juventud acepta la instrucción, y hasta la vejez encontrarás sabiduría.19Como quien ara y siembra, acércate a ella y espera sus buenos frutos. Pues cultivándola te fatigarás un poco, pero pronto comerás de sus productos.20Es muy dura para los ignorantes, y es insoportable para el insensato;21como piedra pesada lo oprime, y él no tardará en sacudírsela.22Pues la sabiduría hace honor a su nombre, y no se manifiesta a muchos.23Escucha, hijo, acepta mi opinión y no rechaces mi consejo.24Mete los pies en sus cepos, y el cuello en su yugo.25Doblega la espalda y carga con ella, y no te rebeles contra sus cuerdas.26Acércate a ella con toda tu alma, y con toda tu fuerza custodia sus caminos.27Síguela, búscala, y se te manifestará, y, una vez alcanzada, no la sueltes.28Porque al final hallarás su descanso, y se convertirá en tu alegría;29sus cepos serán tu baluarte, y sus cuerdas, un vestido de gloria;30adorno de oro será su yugo, y sus coyundas, cintas de púrpura.31Como vestido de gloria te la pondrás, y como corona de júbilo te ceñirás con ella.32Si quieres, hijo, serás instruido, si te aplicas totalmente, serás hábil.33Si te gusta escuchar, aprenderás, y si inclinas tu oído, serás sabio.34Acude a la reunión de los ancianos, y si hay uno que sea sabio, únete a él.35Escucha con interés toda palabra que viene de Dios, y que no se te escapen los proverbios agudos.36Si ves a un hombre prudente, madruga en su busca, y que tus pies desgasten el umbral de su puerta.37Reflexiona sobre los preceptos del Señor y medita siempre sus mandatos. Él mismo fortalecerá tu corazón, y te será concedida la sabiduría que deseas.
Capítulo 7
1No hagas el mal, y el mal no te alcanzará,2sepárate del injusto, y él se alejará de ti.3Hijo, no siembres en surcos de injusticia, no sea que coseches siete veces más.4No pidas al Señor el poder, ni al rey un puesto de honor.5No te hagas el justo delante del Señor, ni te las des de sabio ante el rey.6No aspires al puesto de juez, no sea que no puedas erradicar la injusticia, te acobardes ante el poderoso y pongas una mancha en tu rectitud.7No peques en la asamblea de la ciudad, ni te rebajes en la comunidad.8No cometas dos veces un pecado, porque ni una sola quedarás impune.9No digas: «Él tendrá en cuenta mis muchas ofrendas, y el Dios altísimo las aceptará, cuando se las presente».10No seas pusilánime en tu oración, ni te olvides de hacer limosnas.11No te burles del afligido, pues hay uno que humilla y exalta.12No trames engaños contra tu hermano, ni tampoco contra tu amigo.13Proponte no decir mentira alguna, pues el hábito de mentir no lleva a nada bueno.14No hables demasiado en la asamblea de ancianos, ni repitas las palabras en tu oración.15No desprecies el trabajo duro, ni la labranza, pues los creó el Altísimo.16No te unas a la multitud de pecadores, recuerda que la ira no tardará.17Humíllate profundamente, porque el castigo del impío es fuego y gusanos.18No cambies a un amigo por dinero, ni a un hermano verdadero por el oro de Ofir.19No repudies a una mujer sabia y buena, pues su gracia vale más que el oro.20No maltrates al criado que trabaja fielmente, ni al jornalero que pone el alma en su faena.21Ama al siervo inteligente como a ti mismo, y no le niegues la libertad.22¿Tienes rebaños? Cuídalos; y si te dan ganancias, consérvalos.23¿Tienes hijos? Edúcalos, doblega su cerviz desde la juventud.24¿Tienes hijas? Vigila su cuerpo, y no les pongas cara muy risueña.25Casa a tu hija y habrás concluido una gran tarea, pero dásela a un hombre prudente.26¿Tienes una esposa que te gusta? No la despidas; pero si no la amas, no confíes en ella.27Honra a tu padre con todo tu corazón, y no olvides los dolores de tu madre.28Recuerda que ellos te engendraron, ¿qué les darás a cambio de lo que te dieron?29Teme al Señor con toda tu alma, y respeta a sus sacerdotes.30Ama a tu Creador con todas tus fuerzas, y no abandones a sus ministros.31Teme al Señor y honra al sacerdote, dale su porción tal como te fue prescrito: las primicias, los sacrificios de reparación, la pierna de los animales sacrificados, el sacrificio de santificación y las primicias de las cosas santas.32Tiende también tu mano al pobre, para que tu bendición sea completa.33Sé generoso con todos los vivos, y a los muertos no les niegues tu generosidad.34No te retraigas ante los que lloran, y aflígete con los que se afligen.35No dejes de visitar al enfermo, porque con estas obras te harás querer.36En todas tus acciones ten presente tu final, y así jamás cometerás pecado.
Capítulo 8
1No disputes con el poderoso, no sea que caigas en sus manos.2No pelees con el rico, no sea que te venza con su influencia, porque el oro ha perdido a muchos y ha pervertido corazones de reyes.3No disputes con un charlatán, y no eches más leña a su fuego.4No bromees con el insensato, no sea que se burle de tus padres.5No reproches al que se arrepiente del pecado, recuerda que todos somos culpables.6No te burles del anciano, pues también nosotros envejeceremos.7No te alegres de la muerte de nadie, recuerda que todos moriremos.8No desdeñes los discursos de los sabios, sino ocúpate en meditar sus proverbios, porque de ellos aprenderás instrucción y el arte de servir a los grandes.9No desprecies los discursos de los ancianos, que también ellos aprendieron de sus padres; porque de ellos aprenderás inteligencia y a responder cuando sea necesario.10No atices las brasas del pecador, no sea que te quemes en sus llamas.11No te encares con el insolente, para que no tienda una trampa a tu boca.12No prestes a uno más fuerte que tú, y si le prestas, dalo por perdido.13No salgas fiador por encima de tus posibilidades, y si lo haces, piensa en cómo pagar.14No entres en pleito con un juez, ya que, dada su condición, sentenciarán a su favor.15Con un temerario no vayas de viaje, no sea que te complique la vida, pues él actuará según su capricho y a causa de su locura tú te perderás.16No pelees con el violento, ni atravieses con él el desierto, porque para él la vida no tiene valor y, cuando estés indefenso, te matará.17Con un necio no te aconsejes, pues es incapaz de mantener la palabra.18Delante de un extraño no hagas nada secreto, pues no sabes lo que sacará a la luz.19No abras tu corazón a cualquiera, ni le dejes que te arrebate la felicidad.
Capítulo 9
1No tengas celos de tu propia mujer, no sea que la incites a portarse mal contigo.2No te entregues del todo a tu mujer, no sea que te llegue a dominar.3No te acerques a una cortesana, no sea que caigas en sus redes.4No tengas trato con una coplera, no sea que te enredes en sus artimañas.5No te fijes demasiado en la doncella, no sea que te castiguen por causa suya.6No te entregues a prostitutas, no sea que pierdas tu patrimonio.7No andes fisgoneando por las calles de la ciudad, ni deambules por sus parajes solitarios.8Aparta tus ojos de una mujer hermosa, y no te fijes en belleza ajena. Por la belleza de una mujer muchos se perdieron, y a su lado el amor se inflama como el fuego.9Jamás te sientes junto a una mujer casada, ni disfrutes del vino con ella, no sea que tu alma se vaya tras ella y por tu pasión resbales hacia la ruina.10No abandones a un viejo amigo, pues el nuevo nunca será igual. Vino nuevo es el amigo nuevo, cuando sea añejo, lo beberás con alegría.11No envidies el auge del pecador, pues no sabes cuál será su fatal desenlace.12No te dejes fascinar por el éxito de los impíos, recuerda que no llegarán impunes al abismo.13Aléjate de quien tiene poder para matar, y no tendrás que temer a la muerte. Si te acercas a él, no te descuides, no sea que te quite la vida. Mira que caminas entre emboscadas y paseas sobre la muralla de la ciudad.14En cuanto puedas, atiende a tu prójimo y aconséjate con los sabios.15Conversa con los inteligentes y habla siempre de la ley del Altísimo.16Hombres justos compartan tu mesa, y sea tu orgullo el temor del Señor.17La obra es loada por la destreza del artista y el gobernante, por su palabra sabia.18El charlatán es temido en su ciudad, y el deslenguado se hace odioso por sus palabras.
Capítulo 10
1Gobernante sabio instruye a su pueblo, autoridad inteligente está bien consolidada.2A tal gobernante, tales ministros, a tal alcalde, tales vecinos.3Un rey sin instrucción arruina a su pueblo, pero la ciudad prospera por los gobernantes prudentes.4En manos del Señor está el gobierno de la tierra, sobre ella suscitará a su tiempo al hombre apto.5En manos del Señor está el éxito del hombre, y él otorga su gloria al legislador.6Por ningún agravio guardes rencor al prójimo, ni actúes guiado por un arrebato de insolencia.7La soberbia es odiosa al Señor y a los humanos, y para ambos es un delito la injusticia.8La soberanía pasa de una nación a otra, a causa de las injusticias, la violencia y el dinero. Nadie es más injusto que el avaro, pues vende hasta la propia alma.9¿De qué se enorgullece el que es tierra y ceniza?, ¡si ya en vida su vientre es podredumbre!10La larga enfermedad desconcierta al médico, y quien hoy es rey mañana también morirá.11Cuando un hombre muere, recibe como herencia lombrices, bichos y gusanos.12Principio de la soberbia es alejarse del Señor y apartar el corazón del Creador.13Porque principio de la soberbia es el pecado, y quien se entrega a ella hace llover abominación. Por eso el Señor les infligió calamidades, y los abatió completamente.14El Señor derribó del trono a los poderosos, y en su lugar hizo sentar a los sencillos.15El Señor arrancó las raíces de los soberbios, y en su lugar plantó a los humildes.16El Señor devastó los territorios de las naciones y los destruyó hasta los cimientos de la tierra.17Arrebató a algunos y los destruyó, borrando de la tierra su recuerdo.18No se ha creado la soberbia para el ser humano, ni la ira apasionada para el nacido de mujer.19¿Qué raza es digna de honor? La del ser humano. ¿Qué raza es digna de honor? Los que temen al Señor. ¿Qué raza es despreciable? La del ser humano. ¿Qué raza es despreciable? Los que violan los mandamientos.20Entre hermanos, su jefe es digno de honor, pero el Señor honra a los que le temen.21Principio de acogida es el temor del Señor, pero principio de rechazo son la obstinación y la soberbia.22Rico o distinguido o pobre, su orgullo es el temor del Señor.23No es justo despreciar al pobre inteligente, ni es conveniente honrar al pecador.24El noble, el juez y el poderoso reciben honores, pero ninguno es mayor que quien teme al Señor.25Al criado sabio lo servirán hombres libres, y el hombre inteligente no lo criticará.26No presumas de sabio al hacer tu tarea, ni te gloríes, cuando estés en aprieto.27Más vale el que trabaja y anda sobrado que el que alardea y carece de pan.28Hijo, ten una moderada estima de ti mismo, y valórate en la justa medida.29¿Quién defenderá al que se condena a sí mismo? ¿Quién honrará al que a sí mismo se desprecia?30El pobre es honrado por su saber, y el rico es honrado por su riqueza.31Quien es apreciado en la pobreza, ¡cuánto más lo será en la riqueza! Y quien es despreciado en la riqueza, ¡cuánto más lo será en la pobreza!
Capítulo 11
1La sabiduría del humilde levantará su cabeza, y se le hará sentar entre los grandes.2No alabes al hombre por su belleza, ni desprecies a nadie por su aspecto.3Pequeña es la abeja entre los animales que vuelan, pero su producto es el más dulce.4No presumas de los vestidos que llevas, ni te engrías en los momentos de gloria; pues admirables son las obras del Señor y, sin embargo, se ocultan a los humanos.5Muchos tiranos acabaron por los suelos, mientras un desconocido se ceñía la corona.6Muchos poderosos fueron abatidos, y hombres ilustres cayeron en otras manos.7Antes de informarte, no recrimines; reflexiona primero y censura después.8Antes de escuchar, no respondas, ni interrumpas al que tiene la palabra.9Por lo que no te incumbe, no discutas, ni interfieras en litigios de pecadores.10Hijo, no multipliques tus ocupaciones, porque si mucho abarcas, no quedarás impune; y por más que corras, no alcanzarás, y por más que quieras huir, no escaparás.11Hay quien trabaja, se fatiga y apresura, y a pesar de esto está más necesitado.12Hay quien es débil y necesita ayuda, carece de bienes y le sobra pobreza, pero el Señor lo mira con benevolencia, lo rescata de su humillación,13le hace levantar la cabeza y muchos se asombran al verlo.14Bien y mal, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor.15La sabiduría, la ciencia y el conocimiento de la ley vienen del Señor, el amor y la buena conducta son de él;16la insensatez y la oscuridad han sido creadas para los pecadores; los que se complacen en el mal, envejecerán en él.17El don del Señor permanece con los piadosos, y su benevolencia los guiará siempre hacia el éxito.18Hay quien se hace rico a fuerza de trabajar y ahorrar, y esta es la parte de su recompensa:19cuando dice: «Ahora ya puedo descansar y disfrutar de todos mis bienes», no sabe cuánto tiempo pasará, hasta que tenga que dejarlo todo a otros y muera.20Sé fiel en tu deber y dedícate a él, y envejece en tu tarea.21No admires las obras del pecador, mas confía en el Señor y sé constante en tu esfuerzo, porque es cosa fácil para el Señor enriquecer al pobre de repente, en un instante.22La bendición del Señor es la recompensa del piadoso, en un instante hace florecer su generosidad.23No digas: «¿Qué necesito?, o ¿qué bienes podría conseguir todavía?».24No digas: «Ya tengo bastante, ¿qué mal puede sucederme ahora?».25En día de bienes, se olvidan los males, en día de males, se olvidan los bienes;26porque es fácil para el Señor, en el día de la muerte, pagar a cada uno según su conducta.27El mal momentáneo hace olvidar el gozo, pero cuando el hombre se acerca al fin se descubren sus obras.28Antes de la muerte no felicites a nadie, porque solo en su final se conoce a la persona.29No metas a cualquiera en tu casa, pues son muchas las mañas del astuto.30Perdiz cautiva en jaula es el corazón del orgulloso: un espía al acecho de tu caída.31Trama insidias cambiando el bien en mal, y deshonra las cosas más dignas.32Una chispa enciende un brasero, así el pecador acecha en busca de sangre.33Guárdate del malvado, que maquina el mal, no sea que te deshonre para siempre.34Mete en casa a un extraño y te causará problemas, te hará sentir extraño con tu propia familia.
Capítulo 12
1Si haces el bien, mira a quién, y sacarás provecho de tus favores.2Haz bien al piadoso y obtendrás recompensa, si no de él mismo, al menos del Altísimo.3Ningún beneficio para el que persiste en el mal, ni para quien se niega a hacer limosna.4Da al que es piadoso, pero no ayudes al pecador.5Haz el bien al humilde, pero no des nada al malvado; niégale el pan, no se lo des, porque podría utilizarlo para dominarte, y tú recibirías el doble de mal por el bien que le habrías hecho.6Que también el Altísimo odia a los pecadores, y se vengará de los malvados; los protege en vistas al día de su castigo.7Da al que es bueno, pero no ayudes al pecador.8No se conoce al amigo en la prosperidad, ni se oculta al enemigo en la adversidad.9Cuando uno prospera, sus enemigos se entristecen, pero en la adversidad, hasta su amigo lo abandona.10No te fíes nunca de tu enemigo, pues su maldad es como bronce que se oxida.11Aunque se haga el humilde y camine con la cabeza baja, ten cuidado y desconfía de él. Compórtate con él como quien pule un espejo, y verás que la herrumbre no lo corroe del todo.12No lo pongas junto a ti, no sea que te derribe y te quite el puesto. No lo sientes a tu derecha, no sea que pretenda ocupar tu asiento, y que al final comprendas mis palabras y te pese recordar mis consejos.13¿Quién se compadece del encantador mordido por la serpiente y de todos los que se acercan a las fieras?14Lo mismo le ocurre al que anda con el pecador y se enreda con sus pecados.15Por un tiempo el pecador permanecerá contigo, pero si sucumbes, no te soportará.16El enemigo habla con labios melosos, pero en su corazón trama cómo arrojarte a la fosa. El enemigo tiene lágrimas en los ojos, pero llegada la ocasión, no se saciará de verter sangre.17Si te ocurre una desgracia, allí lo encontrarás y, fingiendo ayudarte, te pondrá la zancadilla.18Meneará la cabeza, aplaudirá, hablará largo rato entre dientes y cambiará de cara.
Capítulo 13
1El que toca la pez se mancha, el que se junta a un soberbio acabará siendo como él.2No cargues un peso superior a tus fuerzas, ni te juntes a uno más fuerte y rico que tú. ¿Cómo se puede juntar el cántaro con la olla? Chocará con ella y se romperá.3El rico ofende y encima se irrita, el pobre es ofendido y encima se excusa.4Si le eres útil, te utilizará, y si eres torpe, te abandonará.5Si tienes bienes, se asociará contigo y te despojará sin que le duela.6Si te necesita, te engañará, te sonreirá y te dará esperanzas; te hablará amablemente y dirá: «¿Qué necesitas?».7Te avergonzará en sus banquetes, te despojará dos o tres veces y acabará burlándose de ti. Y después, si te ve, te evitará y meneará la cabeza mofándose de ti.8Procura que no te engañen, que no te humillen por tu insensatez.9Si te invita un poderoso, mantente a distancia, así te llamará con mayor insistencia.10No te adelantes, no sea que te rechace, ni te quedes muy lejos, no sea que te olvide.11No pretendas hablar con él de igual a igual, ni te fíes de sus muchas palabras, pues con su palabrería te pondrá a prueba y sonriendo te examinará.12Es un despiadado que no guarda sus palabras y no te ahorrará ni golpes ni cadenas.13Ten cuidado y pon mucha atención, porque caminas junto a tu propia ruina.14Si escuchas estas cosas en sueños, despierta; ama al Señor durante toda tu vida e invócalo para que te salve.15Todo animal ama a su semejante, y todo hombre a su prójimo.16Todo viviente se une con su especie, y todo hombre se junta a su semejante.17¿Cómo puede convivir el lobo con el cordero? Lo mismo ocurre con el pecador y el piadoso.18¿Qué paz puede haber entre la hiena y el perro?, y ¿qué paz puede haber entre el rico y el pobre?19Los asnos salvajes son presa de los leones en el desierto, así los pobres son presa de los ricos.20El soberbio aborrece la humildad, y así el rico aborrece al pobre.21Cuando el rico se tambalea, sus amigos lo sostienen, pero cuando el humilde cae, sus amigos lo rechazan.22Cuando el rico resbala, muchos lo sujetan, y si dice estupideces, le dan la razón; cuando el pobre resbala, se lo reprochan, y si habla con sensatez, no le hacen caso.23Habla el rico y todos callan, y ponen sus palabras por las nubes. Habla el pobre y dicen: «¿Quién es este?». Y si tropieza, lo ayudan a caer.24Buena es la riqueza adquirida sin pecado, mala es la pobreza en boca del impío.25El corazón de una persona cambia su rostro, sea para bien, sea para mal.26Un rostro alegre revela un buen corazón; inventar proverbios es un ejercicio difícil.
Capítulo 14
1Dichoso el hombre que no ha faltado de palabra, ni sufre remordimientos por sus pecados.2Dichoso aquel cuya conciencia nada le reprocha, ni ha perdido la esperanza.3No es buena la riqueza para el mezquino, y al avaro, ¿de qué le sirve el dinero?4El que con privaciones acumula, para otros acumula, y de sus bienes otros disfrutarán.5El que es tacaño consigo mismo, ¿con quién será generoso?, ni siquiera disfruta de sus propios bienes.6Nadie peor que el avaro consigo mismo, esa es la paga de su maldad.7Si hace algo bueno es por descuido y al final manifiesta su maldad.8El hombre avaricioso es malvado, desvía la mirada y desprecia a los demás.9El codicioso nunca está satisfecho con su suerte, pues la codicia malsana seca el alma.10El tacaño hasta el pan escatima, y en su propia mesa pasa hambre.11Hijo, en cuanto te sea posible, cuida de ti mismo y presenta dignamente tus ofrendas al Señor.12Recuerda que la muerte no puede tardar, y que el decreto del abismo no te ha sido revelado.13Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus posibilidades, sé generoso con él.14No te prives de pasar un día feliz, no dejes escapar un deseo legítimo.15¿No dejarás a otro el fruto de tu trabajo y de tus fatigas, para que se lo repartan a suertes?16Da y recibe, disfruta de la vida, porque en el abismo no hay que esperar satisfacciones.17Todo viviente envejece como un vestido, pues es ley eterna que hay que morir.18Como las hojas verdes de un árbol frondoso, que unas caen y otras brotan, así las generaciones de carne y sangre: unas mueren y otras nacen.19Toda obra corruptible desaparece, y su autor se va con ella.20Dichoso el hombre que se aplica a la sabiduría y razona con su inteligencia.21Dichoso el que presta atención a sus caminos y se fija en sus secretos;22sale en su busca como un cazador y se pone al acecho en sus caminos;23se asoma a sus ventanas y a sus puertas escucha;24acampa muy cerca de su casa y clava una estaca en sus muros;25monta su tienda junto a ella y acampa en morada apacible;26pone sus hijos a su abrigo y bajo sus ramas se cobija;27a su sombra se protege del calor y habita al reparo de su gloria.
Capítulo 15
1Así obra el que teme al Señor, el que observa la ley alcanza la sabiduría.2Ella le sale al encuentro como una madre y lo acoge como una joven esposa.3Lo alimenta con pan de inteligencia y le da a beber agua de sabiduría.4Si se apoya en ella, no vacilará, si se aferra a ella, no quedará defraudado.5Ella lo ensalzará sobre sus compañeros y en medio de la asamblea le abrirá la boca.6Encontrará gozo y corona de júbilo, y un nombre eterno recibirá en herencia.7Jamás la alcanzarán los insensatos y los pecadores nunca la verán.8Está lejos de los orgullosos, y los mentirosos nunca se acuerdan de ella.9En la boca del pecador no cabe la alabanza, porque el Señor no se la ha concedido.10Pues la alabanza se proclama con sabiduría, y es el Señor quien la inspira.11No digas: «Por culpa del Señor me he desviado», porque lo que él detesta no lo hace.12No digas: «Él me ha extraviado», porque él no tiene necesidad del pecador.13El Señor detesta la abominación y tampoco la quieren los que le temen.14Al principio él creó al hombre y lo dejó en poder de su propio albedrío.15Si quieres, guardarás los mandamientos y permanecerás fiel a su voluntad.16Él te ha puesto delante fuego y agua, extiende tu mano a lo que quieras.17Ante los hombres está la vida y la muerte, y a cada uno se le dará lo que prefiera.18Porque grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder y lo ve todo.19Sus ojos miran a los que le temen, y conoce todas las obras del hombre.20A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar.
Capítulo 16
1No desees una multitud de hijos inútiles, no te goces de tener hijos impíos.2Aunque sean muchos, no te alegres, si no tienen temor del Señor.3No confíes en su larga vida, ni te creas seguro a causa de su número. Sufrirás a causa de un dolor prematuro y repentinamente conocerás su final. Que más vale uno que mil, y morir sin hijos, que tenerlos impíos.4Un solo hombre inteligente repoblará la ciudad, pero la raza de los sin ley quedará desolada.5Muchas cosas como estas vieron mis ojos, y cosas aún más graves oyeron mis oídos.6En la asamblea de los pecadores se enciende el fuego, contra la nación rebelde se inflamó la ira.7El Señor no perdonó a los antiguos gigantes, los que se rebelaron a causa de su fuerza.8No perdonó a los vecinos de Lot, a los que aborrecía por su soberbia.9No se apiadó de la nación corrompida, de los que alardeaban de sus pecados. Todo esto se lo hizo a las naciones de corazón endurecido, y pese a la abundancia de sus santos no se dejó conmover.10Y así trató a los seiscientos mil de a pie amotinados por su dureza de corazón. Con golpes y misericordia los castigó y curó, el Señor los protegió con piedad y disciplina.11Aunque solo hubiera uno de dura cerviz, sería asombroso que quedara impune; pues misericordia e ira están con él; es poderoso cuando perdona y cuando descarga su ira.12Tan grande como su misericordia es su severidad, y juzga al hombre según sus obras.13No escapará el pecador con su rapiña, ni se frustrará la paciencia del piadoso.14Reservará un sitio para el que da limosna, cada uno recibirá según sus obras.15El Señor hizo que el faraón se obstinara para que no lo reconociese; puso así de manifiesto su poder bajo el cielo.16En toda la creación se manifiesta su misericordia, y ha repartido su luz y oscuridad a los humanos.17No digas: «Me esconderé del Señor, y, ¿quién se acordará de mí allá arriba? Entre la gran muchedumbre no seré reconocido, pues, ¿quién soy yo en la inmensa creación?».18Mira el cielo y los cielos altísimos, el abismo y la tierra se estremecen ante su visita. Todo el universo fue creado y existe por su voluntad.19Los montes y los cimientos de la tierra tiemblan de espanto bajo su mirada.20Pero en estas cosas no piensa el corazón, ¿quién presta atención a su conducta?21Como una tempestad que el humano no ve, la mayoría de sus obras se realizan en secreto.22Las obras de justicia, ¿quién las anuncia?, o ¿quién las espera?, pues la alianza está lejos. Y el examen de todas las cosas será al final.23Estas cosas piensa el insensato; el estúpido y descarriado solo piensa necedades.24Escúchame, hijo, y aprende la ciencia, y aplica tu corazón a mis palabras.25Revelaré con mesura la instrucción, y con precisión anunciaré la ciencia.26Cuando al principio el Señor creó sus obras, después de hacerlas, determinó sus funciones.27Ordenó para siempre su actividad, y sus dominios por todas sus generaciones. No tienen hambre ni se cansan, y eso que no abandonan su tarea.28Ninguna choca con su compañera, y jamás desobedecen su palabra.29Después de esto el Señor miró a la tierra y la colmó de sus bienes.30Cubrió su faz con toda clase de vivientes, y todos volverán a ella.
Capítulo 17
1El Señor creó al ser humano de la tierra, y a ella lo hará volver de nuevo.2Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les dio autoridad sobre cuanto hay en la tierra.3Los revistió de una fuerza como la suya y los hizo a su propia imagen.4Hizo que todo ser viviente los temiese, para que dominaran sobre fieras y aves.5Recibieron el uso de las cinco operaciones del Señor, como sexta, les concedió participar de la inteligencia; y como séptima, la palabra intérprete de sus operaciones.6Discernimiento, lengua y ojos, oídos y corazón les dio para pensar.7Los llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal.8Puso su mirada en sus corazones,9para mostrarles la grandeza de sus obras, y les concedió gloriarse por siempre de sus maravillas.10Por eso alabarán su santo nombre, para contar la grandeza de sus obras.11Puso delante de ellos la ciencia, y les dejó en herencia una ley de vida, para que piensen que los que ahora viven son mortales.12Estableció con ellos una alianza eterna, y les enseñó sus decretos.13Sus ojos vieron la grandeza de su gloria y sus oídos oyeron su voz gloriosa.14Les dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y les dio a cada uno preceptos acerca del prójimo.15La conducta humana está siempre ante Dios, no puede ocultarse a sus ojos.16Desde la juventud sus caminos conducen al mal y no son capaces de transformar sus corazones de piedra en corazones de carne.17Pues al repartir las naciones de toda la tierra, a cada nación asignó un jefe, pero la porción del Señor es Israel;18a este, por ser el primogénito, lo cuida con disciplina y le dispensa la luz del amor sin abandonarlo.19Para el Señor todas sus obras son como el sol, y sus ojos están siempre sobre su conducta.20No se le pueden ocultar injusticias de ellos, y todos sus pecados están delante del Señor.21Pero el Señor, que es bueno y conoce su imagen, no los rechaza ni los abandona, sino que los perdona.22La limosna del hombre es para él como un sello, y custodia la generosidad como la niña del ojo. Reparte arrepentimiento entre sus hijos e hijas.23Después de esto se levantará y les retribuirá, y dará a cada uno su recompensa.24Pero a los que se arrepienten les permite volver, y consuela a los que han perdido la esperanza.25Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina los obstáculos.26Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia —pues él mismo te guiará de las tinieblas a la luz salvífica— y detesta con toda el alma la abominación.27En el abismo ¿quién alabará al Altísimo como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?28Para el muerto, como quien no existe, desaparece la alabanza, solo el que está vivo y sano alaba al Señor.29¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para los que retornan a él!30El hombre no puede tenerlo todo, porque ningún humano es inmortal.31¿Qué hay más luminoso que el sol?, y también se eclipsa; los que son carne y sangre maquinan el mal.32Dios pasa revista al ejército de las alturas celestes; los hombres son todos polvo y ceniza.
Capítulo 18
1El que vive eternamente lo creó todo por igual;2solo el Señor es reconocido justo, y no hay otro fuera de él.3Gobierna el mundo con la palma de su mano, y todo obedece a su voluntad, pues él con su poder es rey de todos, separando en ellos las cosas santas de las profanas.4A nadie permitió que anunciara sus obras. ¿Quién rastreará sus maravillas?5¿Quién medirá el poder de su majestad? ¿Quién conseguirá narrar sus misericordias?6No hay nada que quitar, ni nada que añadir, ni se pueden rastrear las maravillas del Señor.7Cuando el hombre termina, entonces empieza, cuando se detiene, entonces queda asombrado.8¿Qué es el hombre?, ¿para qué sirve?, ¿cuál es su bien y cuál su mal?9Los días del hombre son cien años como mucho; el día más imprevisible de todos es el de la muerte.10Como gota de agua en el mar, como grano de arena, así son sus pocos años frente a un día de la eternidad.11Por eso el Señor es paciente con los humanos y derrama sobre ellos su misericordia.12Él ve y sabe que el fin de ellos es miserable, por eso multiplica su perdón.13El hombre se compadece de su prójimo, el Señor, de todo ser viviente. Él reprende, adoctrina, enseña y guía como un pastor a su rebaño.14Se compadece de los que acogen la instrucción y de los que se afanan por sus decretos.15Hijo, a los favores no añadas un reproche, ni a cada regalo palabras ofensivas.16¿No mitiga el rocío el calor ardiente? Así una palabra es mejor que un regalo.17¿No vale más una palabra que un buen obsequio? Ambas cosas son propias del hombre caritativo.18El necio reprocha sin caridad, y el regalo del avaro consume los ojos.19Antes de hablar, infórmate, y antes de caer enfermo, cuídate.20Antes del juicio, examínate a ti mismo, y a la hora de la visita encontrarás perdón.21Antes de caer enfermo, humíllate, y cuando peques, muestra arrepentimiento.22Nada te impida cumplir un voto a tiempo, y no esperes a la muerte para cumplirlo.23Antes de hacer una promesa, prepárate, y no seas como uno que tienta al Señor.24Acuérdate de la ira de los últimos días, y del momento del castigo, cuando él aparte su rostro.25En tiempo de abundancia acuérdate de la carestía, de la pobreza y la indigencia en los días de riqueza.26De la mañana a la tarde cambia el tiempo, y todo pasa deprisa delante del Señor.27La persona sabia en todo es precavida, y en ocasión de pecado se abstiene de la culpa.28Todo el que es prudente conoce la sabiduría, y esta rinde homenaje a quien la encuentra.29Los prudentes en el hablar también se hacen sabios y derraman como lluvia proverbios acertados. Es mejor poner la confianza en un solo amo que confiarse a un difunto con corazón muerto.30No vayas detrás de tus pasiones y pon un freno a tus deseos.31Si te concedes la satisfacción de la pasión, serás el hazmerreír de tus enemigos.32No te deleites con muchos placeres, para no empobrecerte a su costa.33No te arruines festejando con dinero prestado, cuando no tienes nada en la bolsa, pues serás uno que insidia contra la propia vida.
Capítulo 19
1Un obrero bebedor nunca se hará rico, y el que desprecia lo pequeño poco a poco caerá.2Vino y mujeres pervierten a los sensatos, y el que anda con prostitutas aún es más temerario.3Larvas y gusanos serán su herencia, el temerario será eliminado.4El que pronto se confía no tiene juicio, y el que peca, a sí mismo se perjudica.5El que se complace en el mal será condenado, pero el que resiste a los placeres corona su vida.6El que domina la lengua vivirá sin peleas, y el que detesta la palabrería evita el mal.7No repitas nunca un chisme y no sufrirás ningún daño;8ni a amigo ni a enemigo se lo cuentes, y si para ti no es pecado, no lo descubras,9pues el que te escucha desconfiará de ti y, llegada la ocasión, te despreciará.10¿Has oído algo? ¡Muera contigo! ¡Tranquilo, que no reventarás!11El necio oye una noticia y ya siente dolores, como la mujer que va a dar a luz un hijo.12Flecha clavada en el muslo es la noticia en las entrañas del necio.13Pregunta a tu amigo: quizá no ha hecho nada, y si lo hizo, para que no vuelva a hacerlo.14Pregunta a tu prójimo: quizá no ha dicho nada, y si lo dijo, para que no lo repita.15Pregunta a tu amigo, pues a menudo se trata de calumnia, y no te creas todo lo que se dice.16Hay quien resbala sin querer, pero, ¿quién no ha pecado con su lengua?17Pregunta a tu prójimo antes de censurarlo, y deja que se cumpla la ley del Altísimo.18El temor del Señor es principio de acogida, la sabiduría obtiene de él el amor.19El conocimiento de los mandatos del Señor es instrucción de vida; los que hacen lo que le agrada obtendrán los frutos del árbol de la inmortalidad.20Toda sabiduría es temor del Señor, y en toda sabiduría está la práctica de la ley y el conocimiento de su omnipotencia.21Un criado que dice al amo: «No haré lo que te agrada», aunque después lo haga, irrita a quien le da de comer.22No es sabiduría el conocimiento del mal, ni prudencia la deliberación de los pecadores.23Hay una habilidad que es abominación y hay un insensato que carece de sabiduría.24Más vale uno corto de inteligencia pero que teme al Señor, que uno muy inteligente pero que infringe la ley.25Hay una habilidad perfecta que es injusta, y hay quien intriga para obtener un juicio favorable, pero el sabio es justo en el juicio.26Hay quien hace el mal encorvado por la pena, pero su interior está lleno de engaño.27Se cubre la cara y se hace el sordo, pero, cuando nadie lo vea, te tomará la delantera,28y, si por falta de fuerzas se priva de pecar, en cuanto encuentre la ocasión, hará el mal.29Por el aspecto se conoce al hombre, y por el rostro se conoce al inteligente.30El vestido del hombre, la sonrisa de su boca y el modo de caminar revelan lo que es.
Capítulo 20
1Hay reprensión inoportuna, y hay quien calla por prudencia.2¡Cuánto mejor reprender que enfadarse! 3El que se confiesa culpable evita la humillación.4Eunuco empeñado en desflorar a una doncella, así es el que impone la justicia por la fuerza.5Hay quien calla pasando por sabio, y hay quien se hace odioso por su verborrea.6Hay quien calla porque no tiene respuesta, y hay quien calla porque conoce el momento oportuno.7El sabio guarda silencio hasta el momento oportuno, pero el fanfarrón e insensato deja pasar la oportunidad.8El charlatán se hace abominable, y el que pretende imponerse se hace odioso. ¡Qué hermoso es mostrar arrepentimiento cuando a uno lo reprenden! Así, pues, evitarás un pecado voluntario.9Hay quien en la desgracia encuentra fortuna, y hay ganancia que trae pérdidas.10Hay regalo que no te aprovecha, y hay regalo que rinde el doble.11Hay humillación que viene de la gloria, y hay quien de la postración levanta cabeza.12Hay quien compra mucho con poco, y luego lo paga siete veces más caro.13El sabio se hace amable con sus palabras, mientras las lisonjas del necio son inútiles.14El regalo del necio no te aprovecha, así tampoco el del avaro, hecho por necesidad, pues sus ojos, en lugar de uno, son muchos;15da poco y te echa en cara mucho, abre la boca como un pregonero; presta hoy y mañana reclama; una persona así es detestable.16Dice el necio: «No tengo ni un amigo y nadie agradece mis favores. Los que comen mi pan son malas lenguas».17¡Cuántos y cuántas veces se reirán de él! Pues no acoge con recto entendimiento lo que tiene, ni es indiferente ante lo que no tiene.18Mejor es resbalar en el suelo que con la lengua, así la caída de los malos llegará rápidamente.19Persona sin educación es como chiste inoportuno: está siempre en boca de ignorantes.20De la boca del necio no se acepta un proverbio, pues nunca lo dice en el momento adecuado.21A algunos la indigencia los aleja del pecado, y cuando llega el descanso, no tienen remordimientos.22Hay quien se pierde por vergüenza, y quien se pierde por hacer caso de un insensato.23Hay quien por vergüenza hace promesas al amigo, y lo convierte en enemigo innecesariamente.24Grave defecto para una persona es la mentira y está siempre en boca de ignorantes.25Mejor ladrón que mentiroso empedernido, pero ambos heredarán la perdición.26El hábito del mentiroso es una deshonra, la vergüenza lo acompaña siempre.27El sabio se abre camino con las palabras, y el prudente agrada a los grandes.28El que cultiva la tierra aumentará su cosecha, y el que agrada a los grandes expía la injusticia.29Presentes y regalos ciegan los ojos de los sabios, y como bozal en boca ahoga el reproche.30Sabiduría oculta y tesoro invisible, ¿para qué sirven una y otro?31Más vale el que oculta su necedad que el que oculta su sabiduría.32Más vale constancia inflexible en la búsqueda del Señor que conducir sin control el carro de la propia vida.
Capítulo 21
1Hijo, ¿has pecado? No lo hagas más, y por tus faltas pasadas pide perdón.2Huye del pecado como de una serpiente, pues, si te acercas, te morderá. Dientes de león son sus dientes, que destrozan vidas humanas.3Espada de doble filo es la trasgresión, no hay remedio para su herida.4Terror y violencia devastan la riqueza, así la casa del soberbio será arrasada.5La oración del pobre llega a los oídos de Dios, y le hará justicia inmediatamente.6El que odia la reprensión sigue las huellas del pecador, y el que teme al Señor se convierte de corazón.7De lejos se conoce al deslenguado, pero el sensato reconoce sus deslices.8El que edifica su casa con dinero ajeno es como el que amontona piedras para su tumba.9Como haz de estopa es la reunión de los malvados, y su final es una llamarada de fuego.10El camino de los pecadores está bien adoquinado, pero desemboca en lo hondo del abismo.11El que guarda la ley domina sus pensamientos, y el culmen del temor del Señor es la sabiduría.12Quien no es habilidoso no aprenderá, pero hay una habilidad que aumenta la amargura.13La ciencia del sabio crece como un torrente, y su consejo como fuente de vida.14La mente del necio es como una vasija rota y no retiene ningún conocimiento.15Si el instruido oye una palabra sabia, la elogia y le añade otra; si la oye el imbécil, se burla de ella y se la echa a la espalda.16La explicación del necio es como fardo en el camino, pero en los labios del inteligente se encuentra la gracia.17La opinión del sensato es requerida en la asamblea, y sus palabras se meditan en el corazón.18Casa en ruinas es la sabiduría del necio, y la ciencia del tonto, palabras incoherentes.19Como cepos en los pies es la educación para el bobo, como esposas en su mano derecha.20El necio ríe estrepitosamente, mientras el sabio apenas sonríe en silencio.21Joya de oro es la educación para el sensato, es como brazalete en su brazo derecho.22El necio irrumpe en casa ajena, el experimentado se presenta con respeto.23El insensato fisgonea la casa desde la puerta, el hombre bien educado se espera fuera.24Es falta de educación escuchar detrás de la puerta, el sensato se avergüenza de ello.25Los charlatanes hablan con insistencia, los sensatos miden sus palabras.26Los necios tienen el corazón en la boca, los sabios tienen la boca en el corazón.27Cuando el impío maldice a su adversario, a sí mismo se maldice.28El murmurador se perjudica a sí mismo, y el vecindario lo detesta.
Capítulo 22
1El perezoso se parece a una piedra enfangada, y todos le silban al ver su indignidad.2El perezoso se parece a una bola de excrementos, todo el que la toca se sacude la mano.3Vergüenza del padre tener un hijo maleducado, pero si es una hija, será su ruina.4La hija sensata es la herencia de su marido, y la desvergonzada entristece al que la engendró.5La descarada avergüenza al padre y al marido, y los dos la desprecian.6Música en duelo es advertencia inoportuna, pero azotes y corrección en todo tiempo son sabiduría.7Los hijos que tienen de qué vivir con una vida honrada hacen olvidar el origen oscuro de sus padres;8los hijos altaneros y que se enorgullecen sin educación deshonran la nobleza de su linaje.9Enseñar al necio es como pegar cascotes, como despertar al que duerme un sueño profundo.10Conversar con el necio es conversar con un adormilado, al final dirá: «¿De qué se trata?».11Llora por el muerto, pues ha perdido la luz, llora por el necio, pues ha perdido la inteligencia; llora tiernamente al muerto, porque ya descansa; con todo, la vida del necio es peor que la muerte.12El duelo por un muerto dura siete días, pero por un necio e impío, todos los días de su vida.13Con el insensato no multipliques las palabras, y con el tonto no vayas de camino; obtuso como es, despreciará todas tus cosas. Guárdate de él, no sea que tengas un disgusto y te contamines con su roce. Apártate de él y encontrarás reposo, y no te irrites por su estupidez.14¿Qué hay más pesado que el plomo?, y ¿cuál es su nombre sino «necio»?15Arena, sal y bola de hierro son más fáciles de llevar que el insensato.16Armazón de madera bien trabado en una casa no se desmorona con un terremoto; así el corazón asentado en reflexión madura, en el momento del peligro no se acobarda.17Corazón apoyado en deliberación inteligente es como estuco de arena en pared bien lijada.18Empalizada puesta en lo alto no resiste ante el viento; así el corazón cobarde amparado en ideas necias no resiste ante el temor.19Quien hiere el ojo, hace saltar lágrimas, y quien hiere el corazón, descubre el sentimiento.20Quien tira una piedra a un pájaro, lo ahuyenta, y quien injuria a un amigo, rompe la amistad.21Si has empuñado la espada contra tu amigo, no desesperes, pues aún puede haber vuelta atrás;22si has abierto la boca contra tu amigo, no temas, pues aún puede haber reconciliación, a menos que haya injuria, soberbia, revelación de secreto o golpe a traición; en estos casos tu amigo se escapará.23Gánate la confianza del prójimo en su pobreza, para que en su prosperidad puedas disfrutar con él; en tiempo de tribulación permanece a su lado, para que, cuando herede, heredes con él. Pues, no siempre hay que despreciar la apariencia, ni debe maravillar que el rico no tenga sentido común.24Antes del fuego salen del horno vapor y humo, así antes de la sangre aparecen las injurias.25Nunca me avergonzaré de proteger a un amigo, y no me esconderé de su presencia;26y si por causa suya me ocurre algún mal, todo el que se entere se guardará de él.27¿Quién pondrá una custodia a mi boca y un sello de prudencia en mis labios, para que yo no caiga por causa suya, y mi lengua no me pierda?
Capítulo 23
1¡Oh Señor, padre y dueño de mi vida, no me abandones a su capricho, y no me dejes caer por su culpa!2¿Quién aplicará el látigo a mis pensamientos, y a mi corazón la disciplina de la sabiduría, para que no queden impunes mis faltas, ni se pasen por alto mis pecados?3No sea que mis errores aumenten y se multipliquen mis pecados, que yo caiga ante mis adversarios, y mi enemigo se burle de mí; para ellos está lejos la esperanza de tu misericordia.4Señor, padre y Dios de mi vida, no dejes que sea altiva mi mirada,5y aparta de mí la concupiscencia.6Que la sensualidad y la lujuria no se apoderen de mí, no me entregues a una pasión vergonzosa.7Escuchad, hijos, la instrucción sobre el hablar, quien la guarde no quedará atrapado.8El pecador se enreda en sus propios labios, el calumniador y el soberbio tropiezan en ellos.9No habitúes tu boca al juramento, ni te acostumbres a nombrar al Santo.10Pues, igual que un criado continuamente vigilado no quedará libre de golpes, así el que jura y nombra a Dios a todas horas no quedará libre de pecado.11El hombre que mucho jura se llena de maldad, y el látigo no se apartará de su casa. Si se equivoca, su pecado le cae encima, y si no cumple, peca dos veces, Si jura en falso, no será absuelto: su casa ciertamente se llenará de desgracias.12Hay un lenguaje equiparable a la muerte: ¡que no se encuentre en la heredad de Jacob! Pues los piadosos están lejos de todas estas cosas y no se revuelcan en los pecados.13No te acostumbres a la baja grosería, porque en ella hay motivo de pecado.14Acuérdate de tu padre y de tu madre, cuando te sientes en medio de los grandes, no sea que te descuides ante ellos y, comportándote como un necio, llegues a desear no haber nacido y a maldecir el día de tu nacimiento.15El que está acostumbrado a injurias no se corregirá en toda su vida.16Dos clases de personas multiplican los pecados, y una tercera provoca la ira:17el sensual que arde como el fuego no se apagará hasta consumirse; el lujurioso con su propia familia no cejará hasta que el fuego lo abrase; para el lujurioso cualquier pan es dulce, no descansará hasta que haya muerto.18El que es infiel a su mujer dice para sí: «¿Quién me ve?, la oscuridad me envuelve y las paredes me encubren, y nadie me ve, ¿qué he de temer?; el Altísimo no se acordará de mis pecados».19Solo teme los ojos de los humanos, y no sabe que los ojos del Señor son diez mil veces más brillantes que el sol, observan todos los caminos de los humanos, y penetran hasta los rincones más ocultos.20Antes de ser creadas, todas las cosas le eran conocidas, y también lo son después de concluidas.21Este hombre será castigado en las plazas de la ciudad, y cuando menos lo espere, será detenido.22Así también la mujer que es infiel a su marido, y le da un heredero nacido de un extraño.23Primero, ha desobedecido la ley del Altísimo; segundo, ha faltado a su marido; tercero, se ha prostituido con adulterio y le ha dado hijos de un extraño.24Esta será llevada a la asamblea, y el castigo caerá sobre sus hijos.25Sus hijos no echarán raíces, y sus ramas no darán frutos.26Dejará un recuerdo maldito, y su infamia no se borrará.27Y los que vengan después de ella reconocerán que nada es mejor que el temor del Señor, nada más dulce que guardar sus mandamientos.28Grande gloria es seguir a Dios, abundancia de días, que tú seas acogido por él.
Capítulo 24
1La sabiduría hace su propia alabanza, encuentra su honor en Dios y se gloría en medio de su pueblo.2En la asamblea del Altísimo abre su boca y se gloría ante el Poderoso.3«Yo salí de la boca del Altísimo, y como niebla cubrí la tierra.4Puse mi tienda en las alturas, y mi trono era una columna de nube.5Sola recorrí la bóveda del cielo y me paseé por la profundidad del abismo.6Goberné sobre las olas del mar y sobre toda la tierra, sobre todos los pueblos y naciones.7En todos ellos busqué un lugar de descanso y una heredad donde establecerme.8Entonces el Creador del universo me dio una orden, el que me había creado estableció mi morada y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, y fija tu heredad en Israel”.9Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y nunca jamás dejaré de existir.10Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él, y así me establecí en Sión.11En la ciudad amada encontré descanso, y en Jerusalén reside mi poder.12Arraigué en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad.13Crecí como cedro del Líbano, como ciprés de las montañas del Hermón.14Crecí como palmera de Engadí, como plantel de rosas de Jericó, como gallardo olivo en la llanura, como plátano crecí.15Como cinamomo y aspálato de perfume, como mirra exquisita derramé aroma, como gálbano y ónice y estacte, como nube de incienso en la Tienda.16Como terebinto extendí mis ramas, un ramaje de gloria y de gracia.17Como vid lozana retoñé, y mis flores son frutos bellos y abundantes.18Yo soy la madre del amor hermoso y del temor, del conocimiento y de la santa esperanza, me doy a todos mis hijos, escogidos por él desde la eternidad.19Venid a mí los que me deseáis, y saciaos de mis frutos.20Pues mi recuerdo es más dulce que la miel, y mi heredad más dulce que los panales.21Los que me comen todavía tendrán hambre, y los que me beben todavía tendrán sed.22Quien me obedece no pasará vergüenza, y los que se ocupan de mí no pecarán».23Todo esto es el libro de la alianza del Dios altísimo, la ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob.24No dejéis de ser fuertes en el Señor; permaneced unidos a él para que os fortalezca. El Señor todopoderoso es el único Dios, y fuera de él no hay salvador.25Ella, la ley, rebosa sabiduría como el Pisón, como el Tigris en la estación de los primeros frutos;26desborda inteligencia como el Éufrates, como el Jordán en tiempo de cosecha;27derrama enseñanza como el Nilo, como el Guijón durante la vendimia.28El primero no acabó de comprenderla, ni tampoco el último ha podido rastrearla.29Pues su pensamiento es más ancho que el mar, y su consejo más profundo que el gran abismo.30Y yo, como canal que deriva de un río, como acequia que atraviesa un jardín,31dije: «Regaré mi huerto y empaparé mis eras». Y he aquí que el canal se me convirtió en un río, y el río se convirtió en un mar.32Haré que mi enseñanza brille como la aurora y que resplandezca en la lejanía.33Derramaré mi enseñanza como profecía y la transmitiré a las generaciones futuras.34Fijaos que no he trabajado solo para mí, sino para todos aquellos que buscan la sabiduría.
Capítulo 25
1Tres cosas desea mi alma que agradan al Señor y a los humanos: concordia entre hermanos, amistad entre vecinos, y marido y mujer bien avenidos.2Tres tipos de personas detesta mi alma y su conducta me llena de indignación: pobre orgulloso, rico embustero, y viejo lascivo e insensato.3Si en la juventud no has recogido nada, ¿cómo quieres encontrar algo en la vejez?4¡Qué bien sienta a las canas el juicio, y a los ancianos saber aconsejar!5¡Qué bien sienta a los ancianos la sabiduría, y a los ilustres la reflexión y el consejo!6La mucha experiencia es la corona de los ancianos, y su orgullo es el temor del Señor.7Hay nueve situaciones que considero dichosas, y una décima que la diré con palabras: el hombre satisfecho de sus hijos, el que en vida puede ver la caída de sus enemigos.8Dichoso el que vive con una mujer sensata y el que no tiene que arar con buey y asno; el que no resbala con su lengua y el que no sirve a un amo indigno de él.9Dichoso el que ha encontrado la prudencia, y quien se dirige a oídos atentos.10¡Qué grande es el que encuentra la sabiduría! Pero nadie aventaja al que teme al Señor.11El temor del Señor está por encima de todo, el que lo posee, ¿a quién se le puede comparar?12El temor del Señor es el comienzo de su amor; pero es la fe lo que hace que nos unamos a él.13¡Cualquier herida, menos la del corazón! ¡cualquier maldad, menos la de mujer!14¡Cualquier desgracia, menos la que proviene de los adversarios! ¡Cualquier venganza, menos la de los enemigos!15No hay veneno como el de la serpiente, ni furia como la del enemigo.16Prefiero vivir con un león o dragón que convivir con una mujer malvada.17La maldad de la mujer desfigura su semblante y oscurece su rostro como el de un oso.18Su marido se sienta entre los vecinos y sin poder contenerse suspira amargamente.19Toda malicia es poca junto a la de la mujer, ¡que la suerte del pecador caiga sobre ella!20Cuesta arenosa para pies de anciano, así es la mujer charlatana para un marido pacífico.21No te dejes seducir por la belleza femenina, ni te apasiones por una mujer.22Motivo de indignación, deshonra y vergüenza es la mujer que mantiene a su marido.23Corazón abatido, rostro sombrío y herida del corazón es la mujer malvada. Manos caídas y rodillas vacilantes es la mujer que no hace feliz a su marido.24Por la mujer empezó el pecado, y por su culpa todos morimos.25No des salida al agua, ni libertad de palabra a la mujer malvada.26Si no se comporta según tu voluntad, apártala de tu lado.
Capítulo 26
1Dichoso el marido de una mujer buena, el número de sus días se duplicará.2Mujer valerosa es la alegría de su marido, él vivirá en paz todos los años de su vida.3Una mujer buena es una herencia valiosa que toca en suerte a los que temen al Señor:4sean ricos o pobres, su corazón estará contento y llevarán siempre la alegría en el rostro.5Tres cosas teme mi corazón y una cuarta me da miedo: calumnia en la ciudad, motín popular y falsa acusación: las tres son peores que la muerte;6pero pena y dolor de corazón es una mujer celosa de otra, el látigo de su lengua a todos instiga.7Yugo de bueyes mal ajustado es la mujer malvada; querer dominarla es como agarrar un escorpión.8Mujer borracha es una exasperación, no podrá ocultar su vergüenza.9La mujer adúltera provoca con la mirada, y sus párpados la delatan.10Ante una joven atrevida, refuerza la guardia, no sea que, al menor descuido, se aproveche de ti.11Guárdate de sus ojos descarados, y no te extrañes si te conducen al mal.12Como caminante sediento, ella abre la boca y bebe de cualquier agua que encuentra; se sienta frente a cualquier tienda y abre su aljaba a cualquier flecha.13El encanto de la mujer complace a su marido, y su ciencia lo reconforta.14La mujer silenciosa es un don del Señor, la mujer bien educada no tiene precio.15La mujer honesta duplica su encanto, es incalculable el valor de la que sabe controlarse.16Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en su casa bien ordenada.17Lámpara que brilla en el candelabro santo es un rostro hermoso sobre una figura esbelta.18Columnas de oro sobre pedestales de plata son las piernas bonitas sobre talones firmes.19[Hijo mío, conserva intacta la flor de tu juventud y no entregues tu vigor a extrañas.]20[Busca una parcela fértil en tu país y siembra tu grano confiando en tu descendencia.] 21[Así los retoños que te sucedan prosperarán contentos de su estirpe.] 22[Una mujer que se vende es despreciable, una casada es torre de muerte para sus amantes.] 23[Al pecador le tocará en suerte una mujer impía; al que teme al Señor, una piadosa.] 24[Mujer desvergonzada vive en la deshonra, joven virtuosa hasta con el marido es modesta.] 25[Mujer descarada es tenida por perra, mujer modesta teme al Señor.] 26[Mujer que honra al marido es tenida por sabia, la que lo desprecia, por orgullosa e impía.] 27[Mujer gritona y charlatana es trompeta de zafarrancho; en una casa así el hombre vive entre guerras y tumultos.] 28Dos cosas entristecen mi corazón, y la tercera me produce indignación: el guerrero que desfallece en la miseria, hombres inteligentes tratados con desprecio y quien se pasa de la justicia al pecado: a este el Señor lo destina a la espada.29Difícilmente está libre de culpa el negociante, y el comerciante no se verá libre de pecado.
Capítulo 27
1Por amor al dinero muchos han pecado, y el que pretende enriquecerse desvía la mirada.2La estaca se clava unida entre dos piedras, así entre compra y venta se introduce el pecado.3Quien no se aferra enseguida al temor del Señor pronto verá su casa arruinada.4Cuando se agita la criba, quedan los desechos; así, cuando la persona habla, se descubren sus defectos.5El horno prueba las vasijas del alfarero, y la persona es probada en su conversación.6El fruto revela el cultivo del árbol, así la palabra revela el corazón de la persona.7No elogies a nadie antes de oírlo hablar, porque ahí es donde se prueba una persona.8Si buscas la justicia, la encontrarás, y te la vestirás como túnica de gloria.9Los pájaros anidan con los de su especie, y la verdad con los que la practican.10El león acecha a su presa, y el pecado a los que cometen injusticias.11Las palabras del piadoso rezuman sabiduría, pero el insensato cambia como la luna.12No pierdas el tiempo con los necios, pero entre los sensatos demórate sin reparos.13La conversación de los necios es exasperante, solo se ríen de los placeres del pecado.14El lenguaje del que jura sin cesar eriza los cabellos, y ante sus disputas hay que taparse los oídos.15Riña de orgullosos hace correr sangre, es penoso escuchar sus insultos.16El que revela secretos no es de fiar, y nunca encontrará un amigo íntimo.17Ama a tu amigo y confíate a él, pero si revelas sus secretos, deja de ir tras él;18porque como el asesino elimina a su víctima, así tú has destruido la amistad de tu prójimo.19Como pájaro que has dejado escapar de tu mano, así has perdido a tu amigo y no lo recobrarás.20No vayas en su busca, porque se fue lejos, huyó como gacela de la trampa.21Se puede vendar una herida, se puede perdonar una ofensa, pero no hay esperanza para el que ha revelado un secreto.22El que guiña el ojo, algo malo está tramando, y nadie podrá disuadirlo de ello.23En tu presencia habla con dulzura y muestra admiración por tus palabras; pero luego cambiará de lenguaje y se escandalizará de tus palabras.24Muchas cosas detesto, pero nada tanto como a este, y el Señor también lo detesta.25Quien tira una piedra al aire, sobre su cabeza la tira, el golpe a traición hiere al que lo da.26Quien cava una fosa, caerá en ella, quien tiende una trampa, en ella quedará atrapado.27Quien hace el mal, se le volverá contra él, aunque no sepa de dónde le viene.28Escarnios e insultos le esperan al orgulloso, pues la venganza le acecha como un león.29Los que se alegran de la caída del piadoso caerán en la trampa y el dolor los consumirá antes de morir.30Rencor e ira también son detestables, el pecador los posee.
Capítulo 28
1El vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de sus pecados.2Perdona la ofensa a tu prójimo y, cuando reces, tus pecados te serán perdonados.3Si un ser humano alimenta la ira contra otro, ¿cómo puede esperar la curación del Señor?4Si no se compadece de su semejante, ¿cómo pide perdón por sus propios pecados?5Si él, simple mortal, guarda rencor, ¿quién perdonará sus pecados?6Piensa en tu final y deja de odiar, acuérdate de la corrupción y de la muerte y sé fiel a los mandamientos.7Acuérdate de los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo; acuérdate de la alianza del Altísimo y pasa por alto la ofensa.8Apártate de las disputas y evitarás el pecado, porque el violento atiza las disputas.9El pecador enzarza a los amigos, siembra discordia entre los que están en paz.10Según sea la leña, así arde el fuego, cuanto más violencia, mayor es la disputa; según sea la fuerza de la persona, así es su furor, cuanto mayor es su riqueza, más se enciende su ira.11Riña repentina enciende el fuego, disputa precipitada hace correr sangre.12Si soplas sobre una chispa, prenderá, si le escupes encima, se apagará, y ambas cosas salen de tu boca.13Maldice al charlatán y al mentiroso, porque han perdido a muchos que vivían en paz.14A muchos ha sacudido la lengua calumniadora, y los ha dispersado de nación en nación; ha arrasado ciudades fuertes y ha arruinado familias de príncipes.15La lengua calumniadora ha repudiado a mujeres excelentes, privándoles del fruto de sus trabajos.16El que la escucha no encontrará descanso, ni plantará su tienda en paz.17Un golpe del látigo produce moratones, un golpe de lengua quebranta los huesos.18Muchos han caído a filo de espada, pero no tantos como las víctimas de la lengua.19Dichoso el que de ella se protege, y no ha estado expuesto a su furor, el que no ha cargado su yugo, ni ha sido atado con sus cadenas.20Porque su yugo es de hierro, y sus cadenas de bronce.21Trágica es la muerte que ocasiona, ¡es mucho mejor el abismo!22Pero no tiene poder sobre los piadosos, y en sus llamas no se quemarán.23Los que abandonan al Señor en ella caerán, en ellos prenderá su llama y no se apagará. Como un león se lanzará contra ellos, como una pantera los desgarrará.24Mira, valla tu hacienda con espinos, guarda bien tu oro y tu plata.25Balanza y pesos para tus palabras, puerta y cerrojo para tu boca.26Guárdate bien de resbalar con la lengua, no sea que caigas ante el que te acecha.
Capítulo 29
1El que es misericordioso presta a su prójimo, quien le brinda ayuda guarda los mandamientos.2Presta a tu prójimo cuando pase necesidad, y por tu parte restituye lo prestado a su debido tiempo.3Mantén tu palabra y sé leal con él, y en toda ocasión encontrarás lo que necesitas.4Muchos pretenden adueñarse de lo prestado y ponen en dificultad a quienes los ayudaron.5Antes de recibir el préstamo, besan las manos del prójimo y humillan la voz para conseguir su dinero; pero, a la hora de restituir, dan largas, responden con evasivas y echan la culpa a las circunstancias.6Si consigue pagar, el otro recibirá apenas la mitad, y aún lo considerará como una ganga. En caso contrario, perderá su dinero, y se habrá ganado sin necesidad un enemigo que le devolverá maldiciones e insultos, y en lugar de honor le devolverá desprecio.7Así que muchos se niegan a prestar dinero, no por maldad, sino por miedo a que les despojen sin razón.8En cambio, sé generoso con el humilde, y no le hagas esperar para darle limosna.9Por amor a la ley, acoge al indigente, y según su necesidad no lo despidas con las manos vacías.10Por el hermano y el amigo gasta tu dinero, que no se te oxide inútilmente bajo una piedra.11Utiliza tus bienes según los preceptos del Altísimo, y te dará más provecho que el oro.12Almacena las limosnas en tus graneros, y ellas te librarán de todo mal.13Mejor que escudo recio o pesada lanza, ellas combatirán por ti frente al enemigo.14El hombre bueno sale fiador por su prójimo, pero el que ha perdido la vergüenza, lo deja abandonado.15No olvides los favores de tu fiador, pues él se ha expuesto por ti.16El pecador dilapida los bienes de su fiador, y el ingrato no se acuerda de quien lo ha liberado.17La fianza ha arruinado a mucha gente de bien, los ha sacudido como las olas del mar.18Ha desterrado a hombres poderosos, que anduvieron errantes por naciones extranjeras.19Cuando un pecador se apresura a dar fianza, intentando especular, se enredará en pleitos.20Ayuda al prójimo según tus recursos, pero ten cuidado de no arruinarte.21Lo indispensable para vivir es agua, pan, vestido y una casa para cobijarse.22Más vale vida de pobre bajo techo de madera que grandes banquetes en casa ajena.23En lo poco y en lo mucho pon buena cara, y no escucharás reproches de la vecindad.24Triste vida andar de casa en casa: no abrirás la boca donde seas un extraño.25Recibirás humillado hospedaje y bebida, y encima tendrás que oír palabras hirientes:26«Pasa, forastero, pon la mesa, si tienes algo a mano, dame de comer».27«Vete, forastero, cede el puesto a otro más importante, mi hermano viene a hospedarse y necesito la casa».28Duro es esto para el que tiene sentimientos, reproches del casero e insultos del prestamista.
Capítulo 30
1El que ama a su hijo lo castiga sin cesar, para poder alegrarse en el futuro.2El que corrige a su hijo tendrá muchas satisfacciones, y entre sus conocidos se sentirá orgulloso de él.3El que instruye a su hijo dará envidia a su enemigo, y ante sus amigos se sentirá satisfecho.4Cuando el padre muere, es como si no muriese, pues deja tras de sí un hijo semejante a él.5Durante su vida se alegra de verlo, y a la hora de su muerte no siente tristeza.6Contra sus enemigos deja un vengador, y para sus amigos un bienhechor.7El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le conmoverán sus entrañas.8Caballo no domado sale bravo, hijo consentido sale arisco.9Mima a tu hijo y te dará sorpresas, juega con él y te traerá disgustos.10No rías con él y no llorarás con él, ni acabarás rechinando los dientes.11En su juventud no le des libertad, ni pases por alto sus errores.12Doblega su cuello mientras es joven, túndele las costillas cuando es pequeño, no sea que, volviéndose rebelde, te desobedezca y sufras por él una honda amargura.13Educa a tu hijo y dedícate a él, para que no tengas que soportar su insolencia.14Vale más pobre sano y fuerte que rico lleno de achaques.15Salud y vigor valen más que todo el oro, un cuerpo robusto más que una inmensa fortuna.16No hay mejor riqueza que la salud del cuerpo, ni mayor felicidad que la alegría del corazón.17Mejor es la muerte que una vida amargada, el descanso eterno que una enfermedad incurable.18Manjares derramados sobre boca cerrada son las ofrendas depositadas sobre una tumba.19¿De qué le sirve al ídolo una ofrenda? ¡No la puede comer ni beber! Lo mismo le ocurre a quien el Señor persigue:20mira con sus ojos y suspira, como el eunuco que abraza a una joven doncella y suspira, así es el que hace justicia con violencia.21No te abandones a la tristeza, ni te atormentes con tus pensamientos.22La alegría de corazón es vida para el hombre, y la felicidad le alarga los días.23Distrae tu alma y consuela tu corazón, aparta de ti la tristeza; pues la tristeza ha perdido a muchos, y no se saca ningún provecho de ella.24Envidia y malhumor acortan los días, las preocupaciones producen vejez prematura.25Un corazón radiante tiene buen apetito y le aprovecha todo lo que come.
Capítulo 31
1El insomnio del rico acaba con su salud, sus preocupaciones ahuyentan el sueño.2Las preocupaciones le impiden dormir, alejan el sueño como una enfermedad grave.3El rico se afana para acumular riquezas, y cuando descansa, se hastía de placeres.4El pobre se afana para encontrar sustento, y cuando descansa, cae en la miseria.5Quien ama el oro no quedará impune, quien anda tras el lucro en él se extraviará.6Muchos se arruinaron a causa del oro y se encontraron cara a cara con la perdición.7Es una trampa para sus entusiastas, todos los insensatos quedan atrapados en ella.8Dichoso el rico de conducta intachable que no corre tras el oro.9¿Quién es? Lo felicitaremos, pues ha hecho maravillas en su pueblo.10¿Quién sufrió esta prueba y fue hallado perfecto? Será para él un título de gloria. ¿Quién pudo transgredir la ley y no la transgredió, hacer mal y no lo hizo?11Sus bienes se consolidarán, y la asamblea proclamará su bondad.12¿Te has sentado en una mesa opulenta? No abras la boca de par en par, ni digas: «¡Cuántas cosas hay aquí!».13Recuerda que es mala cosa el ojo codicioso; nada peor que él en toda la creación, pues por cualquier cosa llora.14No eches mano a lo que otro mira, ni te lances sobre el mismo plato que él.15Juzga al prójimo como a ti mismo y reflexiona siempre antes de actuar.16Come con educación lo que te pongan delante, no seas glotón y no quedarás mal.17Termina el primero por educación, no seas comilón y no te despreciarán.18Si estás sentado entre muchos invitados, no alargues tu mano antes que ellos.19Al que es bien educado le basta poco, y en la cama no se sofoca.20A estómago moderado, sueño saludable, se levanta temprano y tiene dominio de sí. Insomnio, vómitos y cólicos esperan al hombre insaciable.21Si te viste obligado a comer demasiado, levántate, ve a vomitar y quedarás tranquilo.22Escúchame, hijo, no me desprecies, y al final comprenderás mis palabras. En todo lo que hagas sé moderado, y así no cogerás ninguna enfermedad.23Al anfitrión espléndido todos lo alaban, y la fama de su generosidad es duradera.24Del anfitrión tacaño se murmura en la ciudad, y la fama de su tacañería es duradera.25Con el vino no te hagas el valiente, porque a muchos ha perdido el vino.26El horno pone a prueba el temple del acero, el vino, los corazones en contienda de orgullosos.27El vino es vida para el hombre, siempre y cuando se beba con medida. ¿Qué es la vida para quien le falta el vino? Fue creado para alegrar a los humanos.28Alegría del corazón y regocijo del alma es el vino bebido a tiempo y con medida.29Amargura del alma, el vino bebido con exceso por incitación o desafío.30La embriaguez enfurece al insensato para su perdición, debilita sus fuerzas y le ocasiona heridas.31En un banquete no reprendas a tu vecino, no te burles de él si se pone alegre; no le digas nada que pueda ofenderlo, ni lo molestes reclamándole dinero.
Capítulo 32
1¿Te hacen presidir la mesa? No te engrías, sé uno más entre todos los invitados; atiéndelos primero y luego siéntate.2Cuando hayas cumplido tu deber, toma asiento, para alegrarte con ellos y recibir la corona de la cortesía.3Habla, anciano, que eso te corresponde, pero hazlo con discreción y sin estorbar la música.4En el momento de brindar, no seas locuaz, ni te hagas el sabio a destiempo.5Sello de rubí en montura de oro es el concierto musical en un banquete.6Sello de esmeralda en montura de oro es la melodía con vino delicioso.7Habla, joven, si es necesario, dos veces a lo sumo, y si te preguntan.8Resume tu discurso, di mucho en pocas palabras, sé como quien sabe y al mismo tiempo calla.9Cuando estés entre los grandes no te iguales a ellos, si otro está hablando, no hables tú también.10El relámpago se adelanta al trueno, así la gentileza se adelanta a la modestia.11Llegada la hora levántate y no te entretengas, ve corriendo a casa y no te hagas el remolón.12Allí, diviértete y haz lo que te guste, pero no peques con palabras insolentes.13Y por todo esto bendice a tu Creador, al que te colma de sus bienes.14El que teme al Señor acepta la instrucción, los que madrugan por él encuentran su favor.15El que busca la ley se llena de ella, pero al hipócrita le sirve de tropiezo.16Los que temen al Señor encuentran la justicia, y sus buenas acciones brillan como la luz.17El pecador rechaza la corrección, siempre encuentra excusas para hacer su voluntad.18El hombre sensato no olvida la reflexión, el malvado y el orgulloso no tienen miedo a nada.19No hagas nada sin aconsejarte, y no te arrepentirás de tus acciones.20No vayas por caminos escabrosos, y no tropezarás con las piedras.21No te fíes de un camino inexplorado,22e incluso con tus hijos mantén distancias.23En todos tus actos confía en ti, que también esto es guardar los mandamientos.24El que confía en la ley observa los mandamientos, y el que confía en el Señor no sufrirá ningún daño.
Capítulo 33
1El que teme al Señor no sufrirá desgracias, e incluso en la prueba será liberado.2El hombre sabio no aborrece la ley, pero el que finge observarla es como nave en tempestad.3El que es inteligente confía en la ley, se fía de ella como de un oráculo.4Prepara tu discurso y así serás escuchado, ordena tus ideas y luego responde.5Rueda de carro es el sentimiento del necio, su razonamiento como eje que da vueltas.6El amigo burlón es como un caballo en celo, relincha bajo cualquier jinete.7¿Por qué un día es más importante que otro, si todos los días del año reciben la misma luz del sol?8La mente del Señor los ha diferenciado, estableciendo distintas estaciones y fiestas.9A unos los ensalzó y santificó, a otros los hizo días ordinarios.10Así todos los humanos provienen del polvo, de la tierra fue creado Adán.11El Señor los ha diferenciado con su gran sabiduría, y ha diversificado sus caminos.12A unos los bendijo y ensalzó, los santificó y los puso junto a sí; a otros los maldijo y humilló y los derribó de su puesto.13Como la arcilla en manos de alfarero, que la modela según su voluntad, así los humanos en manos de su Hacedor, que da a cada uno según su criterio.14Frente al mal está el bien, frente a la muerte, la vida; así, frente al piadoso, el pecador.15Observa, pues, todas las obras del Altísimo, de dos en dos, una frente a otra.16También yo, el último, he estado vigilando, como rebuscador tras los vendimiadores.17Con la bendición del Señor he ido por delante como el que rebusca tras los que vendimian.18Mirad que no he trabajado solo para mí, sino para todos los que buscan la instrucción.19Escuchadme, grandes del pueblo, jefes de la asamblea, prestad oído.20A hijo y mujer, a hermano y amigo no des poder sobre ti mientras vivas. No des a otros tus riquezas, no sea que, arrepentido, tengas que suplicarles.21Mientras vivas y no te falte el aliento, no te entregues en manos de otro.22Mejor es que tus hijos te pidan, que estar a merced de ellos.23Sé dueño de todos tus asuntos, no dejes que se manche tu reputación.24Cuando se acaben los días de tu vida, a la hora de la muerte, reparte tu herencia.25Al asno, forraje, palo y carga, al criado, pan, disciplina y trabajo.26Haz trabajar al siervo y encontrarás descanso, deja libres sus manos y buscará la libertad.27Yugo y riendas doblegan el cuello, al mal criado, azotes y castigos.28Hazle trabajar para que no esté ocioso, que la ociosidad enseña muchos vicios.29Oblígale a trabajar como le corresponde, y si no obedece, pon cepos en sus pies.30Pero no te excedas con nadie, ni hagas nada injustamente.31Si tienes un criado, trátalo como a ti mismo, porque con sangre lo adquiriste.32Si tienes un criado, trátalo como a un hermano, porque lo necesitas como a ti mismo.33Si le maltratas y se marcha, ¿por qué camino irás a buscarlo?
Capítulo 34
1Las esperanzas vanas y engañosas son propias del necio, los sueños dan alas a los insensatos.2Atrapar sombras y perseguir viento es fiarse de los sueños.3Espejo y sueño son cosas semejantes, frente a un rostro, la imagen de un rostro.4De lo impuro, ¿puede salir algo puro?, de la mentira, ¿puede salir algo verdadero?5Adivinaciones, augurios y sueños son cosas vanas, como fantasías de una mujer en parto.6A menos que vengan de parte del Altísimo, no abras tu corazón a estas cosas.7Porque muchos se extraviaron por los sueños y fracasaron por fiarse de ellos.8La ley ha de cumplirse sin engaño, y la sabiduría en una boca sincera es perfección.9El que ha viajado mucho sabe muchas cosas, el que tiene experiencia se expresa con inteligencia.10Quien no ha sido probado poco sabe, quien ha viajado posee muchos recursos.11Muchas cosas he visto en mis viajes, mis conocimientos superan mis palabras.12Varias veces he estado en peligro de muerte, pero me salvé gracias a todo esto.13Los que temen al Señor vivirán, porque su esperanza está en aquel que los salva.14Quien teme al Señor de nada tiene miedo, de nada se acobarda, porque él es su esperanza.15Dichoso el que teme al Señor: ¿en quién confía?, ¿quién es su apoyo?16Los ojos del Señor están fijos en los que lo aman, él es para ellos protección poderosa, apoyo firme, refugio contra el viento abrasador y el calor del mediodía, defensa para no tropezar, auxilio para no caer.17Él levanta el ánimo, ilumina los ojos, da salud, vida y bendición.18Sacrificar el fruto de la injusticia es una ofrenda impura, los dones de los malvados no son aceptables.19El Altísimo no acepta las ofrendas de los impíos, ni perdona los pecados por la cantidad de sacrificios.20Como inmolar a un hijo en presencia de su padre, es ofrecer sacrificios con los bienes de los pobres.21El pan de la limosna es la vida de los pobres, quien se lo quita es un criminal.22Mata a su prójimo quien le roba el sustento, quien no paga el sueldo al jornalero derrama sangre.23Uno edifica y otro destruye, ¿qué ganan con ello sino fatiga?24Uno bendice y otro maldice, ¿a quién de los dos escuchará el amo?25Si uno se purifica del contacto de un cadáver y lo vuelve a tocar, ¿de qué le sirve su baño de purificación?26Así la persona que ayuna por sus pecados y después los vuelve a cometer; ¿quién escuchará su oración?, ¿de qué le sirve haberse humillado?
Capítulo 35
1Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.2Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificios de alabanza.3Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia.4No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos.5La ofrenda del justo enriquece el altar, su perfume sube hasta el Altísimo.6El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará.7Glorifica al Señor con generosidad, y no escatimes las primicias de tus manos.8Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana.9Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades.10Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más.11No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificio injusto.12Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas.13Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre, sino que escucha la oración del oprimido.14No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento.15¿No corren por sus mejillas las lágrimas de la viuda y su clamor contra el que las provocó?16Quien sirve de buena gana, es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes.17La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino.18No desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia.19El Señor no tardará, ni tendrá paciencia con los impíos,20hasta quebrantar los lomos de los despiadados, y tomar venganza de las naciones;21hasta exterminar a los soberbios, y quebrar el cetro de los injustos;22hasta pagar a cada cual según sus acciones, las obras humanas según sus intenciones;23hasta hacer justicia a su pueblo, y alegrarlo con su misericordia.24Buena es la misericordia en tiempo de desgracia, como nubes de lluvia en tiempo de sequía.
Capítulo 36
1Ten piedad de nosotros, sálvanos, Dios del universo, infunde tu terror a todas las naciones;2amenaza con tu mano al pueblo extranjero, para que sienta tu poder.3Como les mostraste tu santidad al castigarnos, muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:4para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti.5Renueva los prodigios, repite los portentos, exalta tu mano, robustece tu brazo.6Despierta tu furor y derrama tu ira, extermina al adversario y aniquila al enemigo.7Acelera la hora, recuerda el juramento, y que se divulguen tus grandezas.8Que tu fuego vengador devore a los supervivientes, y perezcan los que hacen daño a tu pueblo.9Aplasta la cabeza de los jefes enemigos, que dicen: «Fuera de nosotros no hay nadie».10Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente.11Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito;12ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo.13Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria.14Da una prueba de tus obras antiguas, cumple las profecías por el honor de tu nombre,15recompensa a los que esperan en ti, y saca veraces a tus profetas,16escucha la súplica de tus siervos, por amor a tu pueblo,17y reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno.18El estómago consume todo tipo de alimentos, pero unos son mejores que otros.19El paladar distingue la carne de caza, y el corazón inteligente las palabras mentirosas.20El de corazón retorcido provoca desgracias, pero el experimentado le da su merecido.21Una mujer acepta cualquier marido, pero unas jóvenes son mejores que otras.22La belleza de la mujer alegra el rostro, y sobrepasa cuanto el hombre desea.23Si en su lengua hay bondad y dulzura, su marido ya no es como los demás hombres.24El que consigue una mujer tiene el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a él y una columna de apoyo.25Donde no hay valla, la propiedad es saqueada, donde no hay mujer, el hombre gime a la deriva.26¿Quién se fiará del ladrón avispado que va saltando de ciudad en ciudad?27Lo mismo ocurre con el hombre que no tiene hogar y se cobija donde la noche lo sorprende.
Capítulo 37
1Todo amigo dice: «También yo soy tu amigo», pero hay amigo que lo es solo de nombre.2¿No es un disgusto mortal que un compañero o amigo se convierta en enemigo?3¡Oh intención perversa! ¿De dónde saliste para cubrir la tierra de engaño?4El compañero disfruta en la alegría del amigo, pero en la desgracia se vuelve contra él.5El compañero compadece al amigo por interés, y cuando llega el combate, embraza el escudo.6No te olvides de tu amigo del alma, ni dejes de recordarlo cuando seas rico.7Todo consejero da consejos, pero hay quien aconseja en su interés.8Ten cuidado con el consejero, entérate primero de qué necesita, porque en su propio provecho te aconsejará; no sea que eche sobre ti la suerte9y te diga: «Vas por buen camino», y luego se quede esperando para ver qué te sucede.10No te aconsejes con quien te mira de reojo, y esconde tus proyectos a los que te envidian.11No te aconsejes con una mujer sobre su rival, con un cobarde sobre la guerra, con un negociante sobre el comercio, con un comprador sobre la venta, con un envidioso sobre la gratitud, con un tacaño sobre la generosidad, con un perezoso sobre trabajo alguno, con un empleado eventual sobre el fin de una obra, con un siervo holgazán sobre una gran tarea: no cuentes con ninguno de ellos para un consejo.12Recurre siempre a un hombre piadoso, de quien sabes seguro que guarda los mandamientos, que comparte tus anhelos y que, si caes, sufrirá contigo.13Atiende al consejo de tu corazón, porque nadie te será más fiel.14Pues la propia conciencia suele avisar mejor que siete centinelas apostados en su torre de vigilancia.15Pero, sobre todo, suplica al Altísimo, para que dirija tus pasos en la verdad.16Principio de toda obra es el pensamiento, y antes de toda acción está la reflexión.17Raíz de toda decisión es el corazón, de él salen cuatro ramas:18bien y mal, vida y muerte, mas, a la postre, siempre las domina la lengua.19Hay hombre hábil capaz de enseñar a muchos, pero para sí mismo es un inútil.20Hay quien sabe hablar y es aborrecido, y acabará sin tener nada que comer,21porque no ha recibido el favor del Señor y carece de toda sabiduría.22Hay quien es sabio para sí mismo, y los frutos de su inteligencia solo le aprovechan a él.23El sabio enseña a su pueblo y los frutos de su inteligencia son dignos de fe.24El sabio es colmado de bendiciones y le llaman dichoso todos los que lo ven.25La vida del hombre tiene los días contados, pero los días de Israel son innumerables.26El sabio se gana la estima de su pueblo, y su nombre vivirá por siempre.27Hijo, a lo largo de tu vida ponte a prueba, mira lo que te hace daño y no te lo permitas.28Pues no a todos les conviene todo, ni a todo el mundo le gusta lo mismo.29No seas insaciable con los placeres, ni te abalances sobre la comida,30pues en la gula anida la enfermedad, y la glotonería acaba en cólicos.31Muchos han muerto por intemperancia, pero quien se controla prolonga su vida.
Capítulo 38
1Honra al médico por los servicios que presta, que también a él lo creó el Señor.2Del Altísimo viene la curación, y del rey se reciben las dádivas.3La ciencia del médico le hace erguir la cabeza, y es admirado por los poderosos.4El Señor hace que la tierra produzca remedios, y el hombre prudente no los desprecia.5¿Acaso no endulzó el agua con un leño, para que se conociera su poder?6Él es quien da la ciencia a los humanos, para que lo glorifiquen por sus maravillas.7Con sus medios el médico cura y elimina el sufrimiento, con ellos el farmacéutico prepara sus mezclas.8Y así nunca se acaban las obras del Señor, de él procede el bienestar sobre toda la tierra.9Hijo, en tu enfermedad, no te desanimes, sino ruega al Señor, que él te curará.10Aparta tus faltas, corrige tus acciones y purifica tu corazón de todo pecado.11Ofrece incienso, un memorial de flor de harina y ofrendas generosas según tus medios.12Luego recurre al médico, pues también a él lo creó el Señor; que no se aparte de tu lado, pues lo necesitas:13hay ocasiones en que la curación está en sus manos. 14También ellos rezan al Señor, para que les conceda poder aliviar el dolor, curar la enfermedad y salvar tu vida.15El que peca contra su Hacedor ¡caiga en manos del médico!16Hijo, por un muerto derrama lágrimas, y como quien sufre atrozmente, entona un lamento; amortaja el cadáver como es debido, y no descuides su sepultura.17Llora amargamente, date fuertes golpes de pecho, celebra el duelo según su dignidad: un día o dos para evitar murmuraciones, pero luego consuélate de tu tristeza.18Porque la tristeza lleva a la muerte, y la pena del corazón consume las fuerzas.19En la desgracia se prolonga la pena, la vida del pobre le aflige el corazón.20No te abandones a la tristeza, apártala, pensando en el final.21No olvides que no hay retorno; al difunto no le aprovecha tu tristeza y a ti te perjudicas.22Recuerda mi sentencia, que será también la tuya: «a mí me tocó ayer, a ti te toca hoy».23Con el descanso del muerto haz que descanse su memoria, consuélate de él, una vez que ha dejado de existir.24La sabiduría del escriba se adquiere en los ratos de ocio, el que se libera de los negocios se hará sabio.25¿Cómo podrá llegar a sabio el que empuña el arado, y alardea de tener por lanza la aguijada, el que conduce bueyes, los arrea mientras trabajan y no sabe hablar más que de novillos?26Se dedica con empeño a abrir surcos y se desvela cebando terneras.27De igual modo el obrero o artesano que trabaja noche y día; los que graban las efigies de los sellos y se afanan por variar los detalles; ponen todo su empeño en igualar el modelo y pasan las noches rematando la obra.28También al herrero sentado junto al yunque, atento a los trabajos del hierro: el vapor del fuego le perjudica la carne y en el calor de la fragua se fatiga; el ruido del martillo lo ensordece y sus ojos están fijos en el modelo de la herramienta; se esfuerza por concluir su obra y pasa sus noches puliendo todos los detalles.29Igualmente el alfarero sentado a su tarea, haciendo girar el torno con sus pies, continuamente preocupado por su trabajo y atareado en producir más cantidad de piezas;30con su brazo moldea la arcilla, con sus pies ablanda su dureza; se esfuerza por acabar el barnizado y pasa sus noches limpiando el horno.31Todos estos confían en sus manos, y cada uno es experto en su oficio.32Sin ellos no se podría construir una ciudad, ni se podría habitar ni circular por ella.33Pero no se les busca para el consejo del pueblo, ni ocupan puestos de honor en la asamblea. No se sientan en el sitial del juez, ni comprenden las disposiciones del derecho.34No son capaces de enseñar ni de juzgar, ni figuran entre los autores de proverbios. Pero ellos aseguran el funcionamiento del mundo y su preocupación está en las tareas de su oficio.
Capítulo 39
1No así el que se aplica de lleno a meditar la ley del Altísimo. Indaga la sabiduría de los antiguos y dedica su ocio a estudiar las profecías.2Conserva los relatos de los hombres célebres y penetra en las sutilezas de las parábolas.3Busca el sentido oculto de los proverbios y se interesa por los enigmas de las parábolas.4En medio de los poderosos presta su servicio, se presenta delante de los príncipes; viaja por tierras extranjeras y conoce el bien y el mal de los hombres.5De buena mañana, con todo el corazón se dirige al Señor, su Creador; reza delante del Altísimo, abre su boca para suplicar y pide perdón por sus pecados.6Si el Señor, el Grande, lo quiere, se llenará de espíritu de inteligencia; derramará como lluvia sabias palabras y en la oración dará gracias al Señor.7Enderezará sus planes y su ciencia, y meditará los misterios ocultos.8Mostrará la instrucción recibida y se gloriará en la ley de la alianza del Señor.9Muchos elogiarán su inteligencia y jamás será olvidada; no desaparecerá su recuerdo y su nombre vivirá por generaciones.10Las naciones hablarán de su sabiduría, y la asamblea proclamará su alabanza.11En vida, tendrá renombre entre millares, y cuando muera, esto le bastará.12Todavía voy a exponer mis reflexiones, pues estoy lleno como la luna llena.13Escuchadme, hijos piadosos, y creced como rosal plantado junto a corrientes de agua.14Como incienso derramad buen olor, floreced como el lirio, exhalad perfume, entonad un cantar, bendecid al Señor por todas sus obras.15Reconoced la grandeza de su nombre, dadle gracias, proclamad su alabanza con vuestros cánticos y con las cítaras, alabadlo con estas palabras:16¡Qué hermosas son las obras del Señor! Sus órdenes se cumplen a su tiempo. No hay por qué decir: «¿Qué es esto?, ¿para qué sirve?». Todo se indagará a su tiempo.17A su palabra el agua se detuvo amontonada, a su voz se formaron los depósitos de las aguas.18A una orden suya se cumple cuanto desea, y nadie puede impedir su salvación.19Las acciones de los vivientes están ante él, y nada puede ocultarse a sus ojos.20Su mirada abarca toda la eternidad, y nada le causa admiración.21No hay por qué decir: «¿Qué es esto?, ¿para qué sirve?», pues todo ha sido creado con un fin.22Su bendición se ha desbordado como un río, como un diluvio ha inundado la tierra.23Como cuando convirtió las aguas en salinas, así las naciones experimentarán su ira.24Sus caminos son llanos para los fieles, para los malvados son piedras de tropiezo.25Al principio creó bienes para los buenos, y males para los pecadores.26Esenciales para la vida humana son: agua, fuego, hierro y sal, flor de harina de trigo, leche y miel, mosto, aceite y vestido.27Todas estas cosas son bienes para los piadosos, mas para los pecadores se transforman en males.28Hay vientos creados para castigar y en su furia refuerzan los azotes; en el momento final desencadenan su fuerza y desatan la ira de su Creador.29Fuego y granizo, hambre y muerte fueron creados para castigar.30Dientes de fieras, escorpiones, víboras y espada vengadora para matar a los malvados.31Todos se alegran de recibir sus órdenes, están preparados para intervenir en la tierra, y llegada la ocasión no transgredirán su mandato.32Por eso desde el principio estaba convencido, he reflexionado y lo he puesto por escrito:33«Las obras del Señor son todas buenas, y él provee oportunamente a cualquier necesidad.34No hay por qué decir: “Esto es peor que aquello”, porque todo, a su tiempo, será considerado bueno.35Y ahora de todo corazón y a plena voz cantad himnos y bendecid el nombre del Señor».
Capítulo 40
1Penoso destino se ha asignado a todo hombre, pesado yugo grava sobre los hijos de Adán, desde el día en que salen del seno materno, hasta el día de su regreso a la madre de todos.2El objeto de sus reflexiones, la ansiedad de su corazón es la espera angustiosa del día de la muerte.3Desde el que está sentado en un trono glorioso, hasta el que yace humillado en la ceniza y el polvo,4desde el que lleva púrpura y corona, hasta el que se cubre con harapos: todos conocen la ira y la envidia, la turbación y la inquietud, el miedo a la muerte, el resentimiento y la discordia.5Y mientras descansa en el lecho, los sueños nocturnos alteran sus pensamientos.6Descansa un poco, apenas un instante, y ya, en sueños o en vigilia, se ve turbado por sus propias visiones, como si fuese un fugitivo que huye del combate,7que, justo al sentirse libre, se despierta, sorprendido de su infundado temor.8Esto ocurre a todo viviente, del ser humano hasta la bestia, pero para los pecadores es siete veces peor:9muerte, sangre, discordia, espada, adversidades, hambre, tribulación, azote.10Todo esto fue creado para los malvados, y por su culpa se produjo el diluvio.11Todo cuanto viene de la tierra, a la tierra vuelve, todo cuanto viene del agua, en el mar desemboca.12Sobornos e injusticias desaparecerán, pero la honestidad subsistirá por siempre.13Las riquezas de los injustos se secarán como un torrente, son como un gran trueno que estalla en la tormenta.14Al abrir sus manos el injusto se alegrará, pero los transgresores desaparecerán por completo.15La estirpe de los impíos tiene pocas ramas, las raíces impuras solo encuentran piedra áspera.16Caña que crece en el agua o al borde del río será arrancada antes que las otras hierbas.17La caridad es como un paraíso de bendición, y la limosna permanece para siempre.18Dulce es la vida del que se autoabastece y del trabajador, pero todavía más la de quien encuentra un tesoro.19Tener hijos y fundar una ciudad perpetúan el nombre, pero todavía más la mujer de conducta intachable.20El vino y la música alegran el corazón, pero todavía más el amor a la sabiduría.21La flauta y la cítara hacen el canto agradable, pero todavía más la lengua dulce.22Gracia y belleza el ojo desea, pero todavía más el verdor de los campos.23Amigo y compañero se encuentran a su hora, pero todavía más la mujer y su marido.24Hermano y protector ayudan en la desgracia, pero todavía más salva la limosna.25Oro y plata aseguran el paso, pero todavía más se estima el consejo.26La riqueza y la fuerza dan confianza, pero todavía más el temor del Señor. Al que teme al Señor nada le falta, no necesita buscar otra ayuda.27El temor del Señor es un paraíso de bendición, protege más que cualquier otro escudo.28Hijo, no lleves vida de mendigo, más vale morir que mendigar.29Hombre que suspira por mesa ajena vive una vida que no es vida. Deshonra su boca con comida ajena, pero el instruido y educado se guarda de ello.30La mendicidad es dulce en la boca del descarado, pero en sus entrañas es un fuego abrasador.
Capítulo 41
1¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el que vive tranquilo entre sus bienes, para el hombre despreocupado que prospera en todo y todavía es capaz de saborear la comida!2¡Oh muerte, qué dulce es tu sentencia para el hombre necesitado y carente de fuerzas, para el viejo acabado, preocupado por todo, que se rebela y ha perdido la paciencia!3No temas la sentencia de la muerte, recuerda a los que te precedieron y te seguirán.4Esta es la sentencia del Señor para todos, ¿por qué rechazar la voluntad del Altísimo? Aunque vivas diez, cien o mil años, en el abismo nadie te lo discutirá.5Detestables son los hijos de los pecadores, los que frecuentan las casas de los impíos.6La herencia de los hijos de los pecadores es la ruina, con su linaje se perpetúa la infamia.7Al padre impío lo maldicen sus hijos, porque por culpa suya son deshonrados.8¡Ay de vosotros, impíos, que habéis abandonado la ley del Altísimo!9Si os multiplicáis, es para la perdición, si nacéis, nacéis para la maldición, si morís, heredáis la maldición.10Todo cuanto viene de la tierra, a la tierra vuelve, así los impíos pasan de la maldición a la ruina.11Los humanos hacen duelo por sus cadáveres, pero el nombre infame de los pecadores será borrado.12Preocúpate por tu nombre, porque te sobrevivirá, dura más que mil tesoros de oro.13La buena vida tiene los días contados, pero el buen nombre permanece para siempre.14Hijos, conservad en paz la instrucción. Sabiduría escondida y tesoro oculto, ¿para qué sirven?15Más vale hombre que oculta su necedad, que el que oculta su sabiduría.16Así pues, os voy a decir de qué tenéis que avergonzaros, porque no está bien avergonzarse de cualquier cosa, aunque no todos aprecian por igual las mismas cosas.17Avergüénzate ante tus padres de una conducta inmoral; ante el jefe y el poderoso, de la mentira;18ante el juez y el magistrado, del delito; ante la asamblea y el pueblo, de la iniquidad;19ante el compañero y el amigo, de la deslealtad; ante los vecinos, del robo;20y ante la verdad de Dios y la alianza, de poner los codos sobre los panes,21de despreciar lo que recibes y lo que das, de no contestar a quienes te saludan,22de mirar a una prostituta, de dar la espalda a tu pariente,23de apropiarte de la parte de otro o de su regalo, de poner los ojos en una mujer casada,24de tener intimidades con la criada —¡no te acerques a su cama!—,25de insultar a los amigos, —¡no les eches en cara lo que les has dado!—,26de repetir lo que oyes a los demás y de revelar secretos.27Así serás verdaderamente respetable, y hallarás el favor de todos.
Capítulo 42
1Pero no te avergüences de lo siguiente, ni peques por respeto humano:2de la ley del Altísimo y de su alianza, del juicio que justifica a los impíos,3de arreglar cuentas con el compañero de viaje, de compartir tu herencia con otros,4de usar balanzas y pesas exactas, de obtener grandes o pequeñas ganancias,5de obtener beneficios en el comercio, de corregir con rigor a los hijos, de tundir los lomos a un mal siervo.6Donde hay mujer malvada bueno es usar la cerradura, y donde hay muchas manos poner las cosas bajo llave.7Lo que dejes en depósito, cuéntalo y pésalo, el haber y el debe, vaya todo por escrito.8No te avergüences de corregir al necio y al insensato, ni al viejo decrépito que litiga como un joven. Así serás verdaderamente educado y apreciado por todos.9Una hija es para su padre una secreta inquietud, la preocupación por ella le quita el sueño. Cuando es joven, por si le pasa la edad de casarse, si está casada, por si el marido la aborrece.10Mientras es virgen, por si se deja seducir y queda embarazada en la casa paterna. Si está casada, por si es infiel al marido; en la relación conyugal, por si resulta estéril.11Si tienes una hija atrevida, refuerza la vigilancia, no sea que te convierta en el hazmerreír de tus enemigos, comidilla de la ciudad, hablilla del pueblo y te avergüence ante la gente.12No te dejes fascinar por la belleza de nadie, y no te sientes entre mujeres.13Porque de los vestidos sale la polilla, y de la mujer la malicia femenina.14Vale más maldad de varón que bondad de mujer; la mujer puede ser causa de la mayor vergüenza.15Voy a recordar las obras del Señor, voy a contar lo que he visto. Por la palabra del Señor fueron hechas sus obras, y la creación está sometida a su voluntad.16El sol radiante todo lo contempla, de la gloria del Señor está llena su obra.17Ni siquiera los santos del Señor son capaces de contar todas las maravillas que el Señor omnipotente ha establecido firmemente, para que el universo subsista ante su gloria.18Él sondea el abismo y el corazón, y penetra todos sus secretos. Pues el Altísimo conoce toda la ciencia y escruta las señales de los tiempos.19Anuncia lo pasado y lo futuro, y descubre las huellas de las cosas ocultas.20No se le escapa ningún pensamiento, ni una palabra se le oculta.21Puso en orden las grandezas de su sabiduría, porque él existe desde siempre y por siempre; nada se le puede añadir ni quitar, y no necesita de consejero alguno.22¡Qué deseables son todas sus obras! Y lo que contemplamos es apenas un destello.23Todas viven y permanecen eternamente, y lo obedecen en cualquier circunstancia.24Todas las cosas son de dos en dos, una frente a otra, no ha creado nada imperfecto.25Una cosa confirma la excelencia de otra, ¿quién puede cansarse de contemplar su gloria?
Capítulo 43
1Orgullo de las alturas es el firmamento límpido, espectáculo celeste en una visión espléndida.2El sol proclama cuando sale: «¡Qué admirable es la obra del Altísimo!».3Al mediodía reseca la tierra, ¿quién puede resistir ante su calor?4Para los trabajos de forja se atiza el horno, pero tres veces más abrasa el sol las montañas; emite vapores ardientes, ciega los ojos con el resplandor de sus rayos.5Grande es el Señor que lo ha creado, y su palabra acelera su carrera.6Lo mismo ocurre con la luna: es siempre puntual en sus fases, para marcar los tiempos, señal eterna.7La luna es quien señala las fiestas, astro que mengua después del plenilunio.8De ella reciben los meses su nombre; ella crece maravillosamente cuando cambia,9como estandarte del ejército celeste que brilla en el firmamento del cielo. Belleza del cielo es el resplandor de las estrellas, radiante ornamento en las alturas del Señor.10Se mantienen fijas según la palabra del Señor, y no abandonan su puesto de guardia.11Mira el arco iris y bendice a su Hacedor, ¡qué bello en su esplendor!12Rodea el cielo con un arco de gloria, lo han tendido las manos del Altísimo.13Con una orden suya hace caer la nieve, con su decreto fulmina los rayos.14Por eso se abren sus depósitos, y las nubes vuelan como pájaros.15Con su grandeza condensa las nubes, y se desmenuzan las piedras de granizo.16El estallido de su trueno estremece la tierra, a su vista se tambalean las montañas.17Cuando quiere, sopla el ábrego, el huracán del Norte y los ciclones.18Como bandada de pájaros esparce la nieve, que se posa en el suelo como plaga de langostas. La belleza de su blancura deslumbra los ojos, y al verla caer el corazón se extasía.19Como sal él derrama la escarcha sobre la tierra, y al helarse forma pinchos espinosos.20El viento frío sopla del Norte, y el agua se convierte en hielo; se posa sobre las superficies acuosas, y las reviste como de una coraza.21Devora los montes, quema el desierto, y como el fuego consume cuanto verdea.22Como remedio de todo llega la niebla imprevista, y el rocío, tras el calor, trae de nuevo la alegría.23Con su palabra somete al océano, y en medio de él planta las islas.24Los que surcan el mar hablan de sus peligros, y nosotros nos maravillamos de lo que cuentan.25Allí hay criaturas raras y maravillosas, toda clase de animales y monstruos marinos.26Gracias a Dios su mensajero tiene éxito, y gracias a su palabra todo está en su sitio.27Podríamos decir mucho más y nunca acabaríamos; mi conclusión es esta: «Él lo es todo».28¿Dónde hallar fuerza para glorificarlo? ¡Él es más grande que todas sus obras!29Temible es el Señor, inmensamente grande, admirable es su poder.30Ensalzad al Señor con vuestra alabanza, todo cuanto podáis, que él siempre os superará; y, al ensalzarlo, redoblad vuestra fuerza, no os canséis, que nunca acabaréis.31¿Quién lo ha visto para poder describirlo? ¿Quién puede glorificarlo dignamente?32Aún quedan misterios mucho más grandes: tan solo hemos visto algo de sus obras.33Porque el Señor lo ha hecho todo, y a los piadosos les ha dado la sabiduría.
Capítulo 44
1Hagamos el elogio de los hombres ilustres, de nuestros padres según sus generaciones.2Grandes glorias exhibió el Señor, desde siempre ha mostrado su grandeza.3Unos fueron soberanos en sus reinos y hombres famosos por su poder; consejeros notables por su inteligencia y expertos en anunciar profecías.4Otros guiaron al pueblo con sus consejos, con la inteligencia de la sabiduría popular y con las palabras sabias de su doctrina.5Hubo inventores de melodías musicales, compositores de poesías,6hombres ricos, dotados de poder, que vivieron en paz en sus casas.7Todos ellos fueron honrados por sus contemporáneos y fueron motivo de orgullo en su tiempo.8Algunos de ellos dejaron un nombre que aún se recuerda con elogio.9Otros no dejaron memoria, desaparecieron como si no hubieran existido, pasaron como si nunca hubieran sido, igual que sus hijos después de ellos.10Pero hubo también hombres de bien, cuyos méritos no han quedado en el olvido.11En sus descendientes se conserva una rica herencia, su posteridad.12Sus descendientes han sido fieles a la alianza, y, gracias a ellos, también sus hijos.13Su descendencia permanece por siempre, y su gloria no se borrará.14Sus cuerpos fueron sepultados en paz, y su nombre vive por generaciones.15Los pueblos hablarán de su sabiduría, y la asamblea proclamará su alabanza.16Henoc agradó al Señor y fue arrebatado, ejemplo de conversión para todas las generaciones.17Noé fue hallado íntegro y justo, y en el tiempo de la ira hizo posible la reconciliación. Gracias a él un resto supervivió en la tierra, cuando se produjo el diluvio.18Con él se pactaron alianzas eternas, para que el diluvio no exterminara a los vivientes.19Abrahán fue padre insigne de una multitud de naciones, y no se halló quien le igualara en su gloria.20Guardó la ley del Altísimo y con él estableció una alianza. En su carne selló esta alianza, y en la prueba fue hallado fiel.21Por eso Dios le prometió con juramento bendecir a las naciones por su descendencia, multiplicarle como el polvo de la tierra, exaltar su estirpe como las estrellas, y darle una herencia de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra.22A Isaac le aseguró lo mismo, en atención a su padre Abrahán.23La bendición de todos los hombres y la alianza las hizo reposar en la cabeza de Jacob; lo confirmó en sus bendiciones y le otorgó la tierra en herencia; la dividió en varias partes y las repartió entre las doce tribus.
Capítulo 45
1Hizo salir de él un hombre de bien que gozó del favor de todos, amado de Dios y de los hombres: Moisés, de bendita memoria.2Le dio una gloria como la de los santos, lo hizo poderoso para temor de sus enemigos.3Con su palabra puso fin a los prodigios y lo glorificó delante de los reyes; le dio mandamientos para su pueblo y le mostró algo de su gloria.4Por su fidelidad y humildad lo santificó, lo eligió de entre todos los vivientes.5Le hizo oír su voz y lo introdujo en la negra nube; cara a cara le dio los mandamientos, la ley de vida y de conocimiento, para enseñar su alianza a Jacob y sus decretos a Israel.6Exaltó a Aarón, un santo como él, su hermano, de la tribu de Leví.7Estableció con él una alianza eterna y lo hizo sacerdote para el pueblo. Lo honró con espléndidos ornamentos y lo ciñó con una túnica de gloria.8Lo revistió con perfecto esplendor y lo confirmó con las insignias de poder: los calzones, la túnica y el efod.9Le colocó granadas en los bordes de sus vestidos y muchas campanillas de oro todo alrededor, para que tintinearan al caminar y resonaran por todo el templo, como memorial para los hijos de su pueblo.10Le dio los ornamentos sagrados, de oro, jacinto y púrpura, obra de bordador, y el pectoral del juicio con los signos de la verdad, con cintas de escarlata, obra de artista;11con piedras preciosas, grabadas como sellos, en engaste de oro, obra de joyero, y con una inscripción grabada, según el número de las tribus de Israel.12Encima del turbante le colocó corona de oro, grabada con el sello de consagración, insignia de honor, obra magnífica, adorno que era un regalo para los ojos.13Antes de él nunca se vieron cosas semejantes, y jamás un extraño se vistió de ese modo, sino solo sus hijos y sus descendientes para siempre.14Sus sacrificios se consumían totalmente, dos veces al día sin interrupción.15Moisés lo consagró sacerdote, lo ungió con óleo santo. Así se estableció una alianza eterna para él y para su descendencia mientras dure el cielo: presidirá el culto, ejercerá el sacerdocio y bendecirá a su pueblo en nombre del Señor.16Lo eligió de entre todos los vivientes para presentar la ofrenda al Señor, el incienso y el aroma como memorial, y para hacer la expiación por el pueblo.17Le confió sus mandamientos y autoridad sobre las prescripciones legales, para que enseñara a Jacob sus dictámenes e instruyera a Israel en la ley.18Unos extraños se confabularon contra él y en el desierto le cogieron envidia: los hombres de Datán y Abirón, la banda enfurecida de Coré.19El Señor lo vio y se irritó, y los destruyó con el ardor de su ira. Hizo prodigios contra ellos, consumiéndolos con su fuego ardiente.20Aumentó la gloria de Aarón y le concedió una heredad. Le otorgó las primicias de los frutos y sobre todo pan en abundancia.21Por eso comen de los sacrificios del Señor, que él concedió a Aarón y a su linaje.22En cambio, no tiene heredad en la tierra, ni porción en el pueblo, porque el Señor es su porción y su heredad.23Pinjás, hijo de Eleazar, es el tercero en gloria, porque se mostró fiel en el temor del Señor. Cuando el pueblo se rebeló, él se mantuvo firme, con espíritu noble y valiente, y así obtuvo el perdón para Israel.24Por eso el Señor hizo con él una alianza de paz, y le designó jefe del santuario y de su pueblo. De este modo él y su descendencia recibieron la dignidad del sumo sacerdocio para siempre.25El Señor hizo también alianza con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá. Pero esta herencia real solo pasa de hijo a hijo, mientras que la herencia de Aarón pasa a todo su linaje.26Que Dios os conceda la sabiduría del corazón, para juzgar a su pueblo con justicia, y para que no se desvirtúen los valores de los padres, ni su gloria por todas las generaciones.
Capítulo 46
1Valiente guerrero fue Josué, hijo de Nun, sucesor de Moisés en la dignidad de profeta. De acuerdo con lo que su nombre indica, se mostró grande para salvar a los elegidos del Señor, para tomar venganza de los enemigos sublevados e introducir a Israel en su heredad.2¡Qué glorioso cuando alzaba la mano y blandía la espada contra las ciudades!3¿Quién había sido tan valiente antes de él? ¡Él mismo combatía las batallas del Señor!4¿Acaso no se detuvo el sol ante su mano y un día se convirtió en dos?5Él invocó al Altísimo soberano, cuando los enemigos le rodeaban por todas partes, y el Señor, que es grande, le respondió, enviando una terrible lluvia de granizo.6Cayó de golpe sobre la nación hostil, y al bajar aniquiló a los adversarios, para que las naciones conocieran la fuerza de sus armas y entendieran que luchaban contra el Señor.7Josué se mantuvo fiel al Todopoderoso e hizo el bien en tiempos de Moisés. Él y también Caleb, hijo de Jefuné, resistieron frente a la asamblea, apartaron al pueblo del pecado y acallaron las murmuraciones malignas.8Solo ellos dos se salvaron entre seiscientos mil hombres de a pie, para ser introducidos en la heredad, en la tierra que mana leche y miel.9El Señor dio a Caleb un gran vigor que le duró hasta su vejez, para que subiera a las alturas del país, que sus descendientes conservaron como heredad;10para que todos los hijos de Israel supieran que es bueno seguir los caminos del Señor.11También los jueces, cada uno por su nombre, cuyo corazón no se prostituyó ni se apartaron del Señor: ¡Bendita sea su memoria!12¡Que sus huesos revivan en sus tumbas, y sus nombres se renueven en los hijos de estos personajes ilustres!13Samuel fue amado de su Señor, como profeta del Señor estableció la monarquía y ungió a los príncipes de su pueblo.14Juzgó a la asamblea según la ley del Señor, y el Señor se fijó en Jacob.15Por su fidelidad demostró ser profeta, por sus oráculos fue reconocido vidente veraz.16Invocó al Señor todopoderoso, cuando los enemigos lo rodeaban por todas partes, y le ofreció un cordero lechal.17El Señor tronó desde los cielos, con gran estruendo hizo resonar su voz;18aplastó a los jefes enemigos y a todos los príncipes de los filisteos.19Antes de entrar en el reposo eterno, dio testimonio ante el Señor y su ungido: «De nadie he aceptado regalos, ni siquiera unas sandalias», y nadie pudo contradecirlo.20E incluso después de muerto profetizó, anunciando al rey su destino; del seno de la tierra alzó su voz, profetizó para borrar la iniquidad del pueblo.
Capítulo 47
1Después de él surgió Natán que profetizó en tiempos de David.2Como se separa la grasa en el sacrificio de comunión, así David fue separado de entre los hijos de Israel.3Jugó con los leones como si fueran cabritos, y con los osos como si fueran corderos.4¿Acaso no mató de joven al gigante, y quitó el oprobio del pueblo, lanzando la piedra con la honda y abatiendo la arrogancia de Goliat?5Porque invocó al Señor altísimo, quien dio vigor a su diestra, para aniquilar al potente guerrero y reafirmar el poder de su pueblo.6Por eso lo glorificaron por los diez mil y lo alabaron por las bendiciones del Señor, ofreciéndole la diadema de gloria.7Pues él aplastó a los enemigos del contorno, aniquiló a los filisteos, sus adversarios, para siempre quebrantó su poder.8Por todas sus acciones daba gracias al Altísimo, el Santo, proclamando su gloria. Con todo su corazón entonó himnos, demostrando el amor por su Creador.9Organizó coros de salmistas ante el altar, y con sus voces armonizó los cantos; y cada día tocarán su música.10Dio esplendor a las fiestas, embelleció las solemnidades a la perfección, haciendo que alabaran el santo nombre del Señor, llenando de cánticos el santuario desde la aurora.11El Señor le perdonó sus pecados y exaltó su poder para siempre: le otorgó una alianza real y un trono de gloria en Israel.12Le sucedió en el trono un hijo sabio, que, gracias a él, vivió holgadamente.13Salomón reinó en tiempo de paz, y Dios le dio tranquilidad en sus fronteras, para que levantara un templo en su nombre y edificara un santuario eterno.14¡Qué sabio fuiste en tu juventud, lleno de inteligencia como un río!15Tu espíritu cubrió la tierra, la llenaste con enigmáticos proverbios.16Tu nombre llegó hasta las islas lejanas, y fuiste amado por la paz que infundías.17De tus cantos, tus sentencias, tus proverbios y tus interpretaciones se admiraron las naciones.18En nombre del Señor Dios, que es llamado Dios de Israel, amontonaste el oro como estaño, como plomo multiplicaste la plata.19Pero entregaste tu cuerpo a las mujeres y te dejaste dominar por ellas.20Profanaste así tu gloria y deshonraste tu linaje, acarreando la ira sobre tus hijos y afligiéndolos con tu locura.21Por eso tu dinastía se dividió en dos, y de Efraín surgió un reino rebelde.22Pero el Señor jamás retiró su misericordia, no dejó que sus palabras se perdieran, ni que se borrase la descendencia de su elegido, ni que desapareciese el linaje del que fue su amado. Por eso dio a Jacob un resto, y a David un retoño nacido de él.23Descansó Salomón con sus padres y dejó en el trono a uno de su linaje, lo más loco del pueblo, falto de inteligencia: Roboán, que pervirtió al pueblo con su consejo.24También Jeroboán, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel e indicó a Efraín el camino del pecado. Desde entonces el pueblo cometió tantos pecados que fueron expulsados de su tierra.25Hicieron toda clase de maldades, hasta que el castigo cayó sobre ellos.
Capítulo 48
1Entonces surgió el profeta Elías como un fuego, su palabra quemaba como antorcha.2Él hizo venir sobre ellos el hambre, y con su celo los diezmó.3Por la palabra del Señor cerró los cielos y también hizo caer fuego tres veces.4¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos! ¿Quién puede gloriarse de ser como tú?5Tú despertaste a un cadáver de la muerte y del abismo, por la palabra del Altísimo;6tú precipitaste reyes a la ruina y arrebataste del lecho a hombres insignes;7en el Sinaí escuchaste palabras de reproche y en el Horeb sentencias de castigo;8tú ungiste reyes vengadores y profetas para que te sucedieran;9fuiste arrebatado en un torbellino ardiente, en un carro de caballos de fuego;10tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros, para aplacar la ira antes de que estallara, para reconciliar a los padres con los hijos y restablecer las tribus de Jacob.11Dichosos los que te vieron y se durmieron en el amor, porque también nosotros viviremos.12Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino, Eliseo se llenó de su espíritu. Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar, nadie pudo dominarlo.13Nada era imposible para él, incluso muerto, su cuerpo profetizó.14Durante su vida realizó prodigios, y después de muerto fueron admirables sus obras.15A pesar de todo, el pueblo no se arrepintió, ni se apartaron de sus pecados, hasta que fueron deportados de su tierra y dispersados por el mundo entero.16Solo quedó un pueblo muy reducido, con un príncipe de la casa de David. Algunos de ellos hicieron lo que agrada a Dios, pero otros multiplicaron sus pecados.17Ezequías fortificó su ciudad y llevó el agua hasta dentro de ella; con hierro horadó la roca y construyó cisternas para el agua.18En su tiempo Senaquerib hizo una expedición y envió por delante a Rabsaqués; este partió, alzó la mano contra Sión y se engrió con altanería.19Temblaron entonces corazones y manos, y sufrieron dolores de mujeres en parto.20Invocaron al Señor misericordioso, tendiendo sus manos hacia él. Y el Santo, desde el cielo, los escuchó al instante y los liberó por medio de Isaías.21Hirió el campamento de los asirios, y su ángel los exterminó.22Porque Ezequías hizo lo que agrada al Señor y se mantuvo firme en los caminos de David su padre, como se lo ordenaba el profeta Isaías, el grande y digno de fe en sus visiones.23En tiempo de Isaías el sol retrocedió, y se prolongó la vida del rey.24Con gran inspiración vio el fin de los tiempos, y consoló a los afligidos de Sión.25Reveló el futuro hasta la eternidad y las cosas ocultas antes que sucedieran.
Capítulo 49
1El recuerdo de Josías es una mezcla de incienso, preparada por el arte del perfumista. Es dulce como miel en la boca, como música en medio de un banquete.2Trabajó por la reforma del pueblo y extirpó la idolatría abominable.3Enderezó su corazón hacia el Señor y en una época impía fortaleció la piedad.4Fuera de David, Ezequías y Josías, todos cometieron muchos pecados. Y por abandonar la ley del Altísimo, los reyes de Judá desaparecieron.5En efecto, entregaron a otros su poder, y su gloria a una nación extranjera.6Incendiaron la ciudad elegida del santuario y dejaron desiertas sus calles,7según la palabra de Jeremías, a quien maltrataron, consagrado profeta desde el seno de su madre, para arrancar, destruir y derribar y también para construir y plantar.8Ezequiel tuvo la visión de la gloria que Dios le reveló en el carro de querubines,9porque se acordó de sus enemigos en la tempestad y favoreció a los que seguían el camino recto.10En cuanto a los doce profetas: ¡que sus huesos revivan en sus tumbas, porque ellos consolaron a Jacob y lo salvaron con esperanza confiada!11¿Cómo elogiaremos a Zorobabel? ¡Es como un anillo en la mano derecha,12y lo mismo Josué, hijo de Josadac! En sus días construyeron el templo, levantaron un santuario consagrado al Señor, destinado a una gloria eterna.13También es grande la memoria de Nehemías, él levantó nuestras murallas en ruinas, puso puertas y cerrojos y reconstruyó nuestras moradas.14Nadie hubo en el mundo igual a Henoc, pues fue arrebatado de la tierra.15Ni nació nunca hombre alguno como José, guía de sus hermanos, apoyo de su pueblo; cuyos huesos fueron venerados.16Sem y Set fueron famosos entre los hombres, pero por encima de todos los vivientes sobresale Adán.
Capítulo 50
1Simón, el sumo sacerdote, hijo de Onías, en su vida reparó el templo, y en sus días fortificó el santuario.2Puso los cimientos de doble altura, un alto contrafuerte de la cerca del templo.3En sus días se excavó el depósito de agua, un estanque tan ancho como el mar.4Él cuidó de su pueblo para evitar su ruina y fortificó la ciudad contra un posible asedio.5¡Qué glorioso era cuando, rodeado de su pueblo, salía de la casa del velo!6Como el lucero del alba en medio de las nubes, como la luna en su plenilunio;7como el sol refulgente sobre el templo del Altísimo, como el arco iris brillando entre nubes de gloria;8como rosal florecido en primavera, como lirio junto a un manantial, como cedro del Líbano en verano;9como fuego e incienso en el incensario, como vaso de oro macizo adornado con toda clase de piedras preciosas;10como olivo cargado de frutos, como ciprés erguido hasta las nubes.11Cuando se ponía la vestidura de gala y se colocaba sus elegantes ornamentos, cuando subía hacia el altar sagrado, llenaba de gloria el recinto del santuario.12Cuando recibía las porciones de las víctimas de manos de los sacerdotes, él mismo de pie junto al fuego del altar, rodeado de una corona de hermanos, como retoños de cedro en el Líbano o como tallos de palmera engarzados.13Todos los hijos de Aarón en su esplendor, con la ofrenda del Señor en sus manos, estaban en presencia de toda la asamblea de Israel.14Mientras cumplía su servicio en el altar, preparando la ofrenda del Altísimo todopoderoso,15tomaba en su mano la copa, hacía la libación del vino y lo derramaba al pie del altar, como aroma suave para el Altísimo, Rey del universo.16Entonces los hijos de Aarón prorrumpían en gritos, tocaban las trompetas de metal batido, hacían oír su sonido imponente, como memorial delante del Altísimo.17Entonces, de repente, todo el pueblo en masa caía rostro a tierra, para adorar al Señor, su Dios, el Todopoderoso, el Dios altísimo.18Los salmistas también lo alababan con sus voces, y su canto formaba una dulce melodía.19El pueblo suplicaba al Señor altísimo, permanecía en oración ante el Misericordioso, hasta que terminaba la ceremonia del Señor y concluía el servicio litúrgico.20Entonces él bajaba y elevaba las manos sobre toda la asamblea de los hijos de Israel, para pronunciar con sus labios la bendición del Señor y tener el honor de invocar su nombre.21Y por segunda vez todos se postraban, para recibir la bendición del Altísimo.22Y ahora bendecid al Dios del universo, el que hace grandes cosas por doquier, el que enaltece nuestra vida desde el seno materno y nos trata según su misericordia.23Que nos dé la alegría de corazón y que haya paz en nuestros días, en Israel por los siglos de los siglos.24Que su misericordia permanezca con nosotros y en nuestros días nos libere.25Hay dos naciones que mi alma detesta, y la tercera ni siquiera es nación:26los habitantes de la montaña de Seír, los filisteos y el pueblo necio que mora en Siquén.27Doctrina de ciencia e inteligencia ha condensado en este libro Jesús, hijo de Sira, hijo de Eleazar, de Jerusalén, que de su corazón derramó sabiduría a raudales.28Dichoso el que repase estas enseñanzas; el que las guarde en su corazón se hará sabio.29Y si las pone en práctica, en todo será fuerte, porque la luz del Señor iluminará su camino; y a los piadosos dio sabiduría. Bendito el Señor por siempre. Así sea. Así sea.
Capítulo 51
1Te doy gracias, Señor y Rey, te alabo, oh Dios mi salvador, a tu nombre doy gracias.2Porque fuiste mi protector y mi auxilio, y libraste mi cuerpo de la perdición, del lazo de una lengua traicionera, de los labios que urden mentiras; frente a mis adversarios fuiste mi auxilio y me liberaste,3por tu inmensa misericordia y por tu nombre, de las dentelladas de los que iban a devorarme, de la mano de los que buscaban mi vida, de las muchas tribulaciones que he sufrido;4de las llamas sofocantes que me envolvían, de un fuego que yo no había encendido;5de las entrañas del abismo, de la lengua impura, de la palabra mentirosa,6calumnia de una lengua injusta ante el rey. Yo estaba a punto de morir, mi vida tocaba el abismo profundo.7Por todas partes me asediaban y nadie me auxiliaba, buscaba a alguien que me ayudara y no había nadie.8Entonces me acordé, Señor, de tu misericordia y de tus obras que son desde siempre, de que tú sostienes a los que esperan en ti y los salvas de la mano de los enemigos.9Y desde la tierra elevé mi plegaria, supliqué ser librado de la muerte.10Clamé al Señor: «Tú eres mi Padre, no me abandones el día de la tribulación, cuando acosan los orgullosos y estoy indefenso. Alabaré tu nombre sin cesar y te cantaré himnos de acción de gracias».11Y mi oración fue escuchada, pues tú me salvaste de la perdición y me libraste de aquel mal momento.12Por eso te daré gracias y te alabaré, bendeciré el nombre del Señor.13Desde joven, antes de viajar por el mundo, busqué sinceramente la sabiduría en la oración.14A la puerta del templo la pedí, y la busqué hasta el último día.15Cuando floreció como racimo maduro, mi corazón se alegró. Entonces mi pie avanzó por el camino recto, desde mi juventud seguí sus huellas.16Incliné un poco mi oído y la recibí, y me encontré con una gran enseñanza.17Gracias a ella he progresado mucho, daré gloria a quien me ha dado la sabiduría.18Pues he decidido ponerla en práctica, me he dedicado al bien y no quedaré defraudado.19He luchado para obtenerla, he sido diligente en practicar la ley, he tendido mis manos hacia el cielo, lamentado lo que ignoraba de ella.20Hacia ella he orientado mi vida y en la pureza la he encontrado. Desde el principio me dediqué a ella, por eso no quedaré defraudado.21Mis entrañas se conmovieron al buscarla, por eso he hecho una buena adquisición.22En recompensa el Señor me dio una lengua, y con ella lo alabaré.23Acercaos a mí, los ignorantes, e instalaos en mi escuela de sabiduría.24¿Por qué os tenéis que privar por más tiempo, si estáis tan sedientos de ella?25He abierto la boca para decir: «Adquiridla sin dinero».26Someted vuestro cuello a su yugo y recibid instrucción: está ahí, a vuestro alcance.27Ved con vuestros ojos lo poco que he trabajado, y qué descanso tan grande he encontrado.28No escatiméis dinero para recibir instrucción, pues con ella adquiriréis gran cantidad de oro.29Alegraos por la misericordia del Señor, y no os avergoncéis de su alabanza.30Realizad vuestras obras antes del momento final y él os dará la recompensa a su tiempo.